Nos llega Rosario contemplada en sus Misterios Dolorosos a vestir el terno propio de esta conmemoración de los fieles difuntos.
Un estreno que hace bullir los comentarios y las opiniones. Un estreno que viene a crear conversaciones de Casa-Hermandad cuando ya se empiezan a contar las horas del nuevo día.
Se nos presenta Rosario vistiendo saya negra, con corpiño de terciopelo que busca ajustar su figura en un primer intento por marcar las líneas muy femeninas de esta Imagen de María manifestada con pocos años, y que hacen que uno no sepa muy bien si marcar mucho o poco la esencia de la edad representada. De momento, composición muy decente. La faldilla nos muestra, como en el caso de Dolores de Capuchinos en su escapulario, motivos rescatados de viejos ternos negros de nuestras iglesias, ya desechados por la Liturgia que encuentran aquí su mejor empleo posible. Bellísimas esas piezas, el brillo justo nos invita a pensar en los años que los contemplan.
Tocado buscando la línea del manto y dejando el pecherín a la propia saya y galonaduras áureas. Un encaje muy, muy blanco que centra mucho la atención.
Cíngulo, puñal y presea en reflejos dorados para comulgar con las piezas rescatadas de la capa, casulla o dalmática que las contuviera.
El resultado: que se estrena en este mes de las benditas ánimas María Santísima del Rosario con un terno que nos hace cambiar por completo la imagen que de ella siempre manteníamos en mente.
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