lunes, 12 de diciembre de 2022

"COGE MI MANO" - VIGILIA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN EN EL CONVENTO ANDUJAREÑO DE TRINITARIAS DESCALZAS, EN LA NOCHE DEL 7 DE DICIEMBRE DE 2022

 

Dios me bendijo con la inmensa Providencia de poder disfrutar de la cercanía de mi padre recién terminada su vida laboral, cuando más tiempo pudo dedicar a su familia. Al ser yo el pequeño de los tres hermanos, sin obligaciones laborales aún, le pude acompañar durante sus tiempos de encuentro con sus amigos y viejos camaradas. 

Aquellas conversaciones, aquellos encuentros con maestros carpinteros, tallistas y creadores que rondaban una serie variopinta de artes, como eran la pintura y la música, me enseñaron a apreciar el significado y los profundos valores que comporta es si misma la artesanía entendida como esa manera de crear aprendida con la propia práctica, de manera tantas veces autodidacta, siguiendo modelos aprendidos de los maestros del oficio, a los que cada artesano va implementando sus propias capacidades y aptitudes artísticas. 

Recuerdo la admiración que aquel trabajo de sus maestros y amigos despertaba en mi padre y como me enseñaba a distinguir unas formas de otras y a indagar en la manera en la que  el maestro artesano había llegado a crear aquellos volúmenes, a obtener aquellos colores, a modelar aquellas figuras...


Maese Luis Almansa Fuentes, mi padre, era un diletante con el don, realmente preciado, de apreciar la Belleza presente en todo. Cuando algo bello asalta mi día a día, le busco a mi lado, para compartirlo con él, y siento mi nostalgia buscando el cobijo de cuanto aprendí de su bonhomía. 

La pasada noche del 7 de diciembre, en nuestro convento andujareño de la Inmaculada Concepción, donde viven su vida de oración y entrega las Reverendas Madres Trinitarias, pude sentir el fruto de muchas vivencias parecidas compartidas con la familia por parte de quienes participaron en aquella bella Eucaristía. 

El joven sacerdote Antonio José Morillo Torres, párroco de las feligresías de Cristo Rey y de San Bartolomé, acompañado por el diácono, maese Andrés Borrego Toledano (¡maestro, amigo y eterno misionero en esta Andújar nuestra!), transmitió a los participantes de la Santa Misa ese ambiente cálido, familiar, protector, de sentirnos familia que se reúne en torno al altar de Cristo y con su palabra nos llevó a comprender cuanto encerraban las Sagradas Lecturas meditadas en aquel día, mostrándonos el modelo de entrega absoluta y de plena confianza de la Virgen María ante la llamada de Dios, frente al miedo y a la duda que asaltaron a Adán cuando el Señor le llamó.

La manera en la que don Antonio José nos invitó a seguir el ejemplo de la Santísima Virgen, Madre de Dios, nos dejaba claro que no es este un camino fácil, pero que encuentra todo su significado si nos dejamos llevar por la mano firme y protectora que Nuestro Padre Dios nos ofrece en todo momento. Algo intangible, pero plenamente seguro, en donde podemos encontrar toda la fuerza que precisemos en los momentos más difíciles.




El coro de la parroquia de Cristo Rey ayudó a la comunidad presente a meditar y compartir los Misterios de nuestra fe vividos a través de la Santa Misa. En las letras de sus cánticos también encontró do Antonio José Morillo elementos para fundamentar su predicación en la víspera de esta Solemnidad dedicada a celebrar y loar la Pureza Inmaculada de Santa María, Virgen y Madre de Dios. Nos invitó el sacerdote a hacer realidad la letra de una de las composiciones que nos hacía comprender que Dios y la Virgen María siempre nos tienden su mano para que no caminemos nunca solos o con miedo. Yo sentí claramente esta realidad al recordar la manera en la que mi padre me tendía su mano, infundiéndome su confianza, sus ganas de aprender y su necesidad de compartir cuanto él sentía.




Al término de la Santa Misa, pude disfrutar de la bellísima Imagen de Nuestra Señora de la Encarnación, que la comunidad de Madres Trinitarias expone a la devoción de los fieles, junto a la Imagen barroca de San Simón de Rojas, en la hornacina realizada allá por los años 80 del pasado siglo para entronizar a los sagrados Titulares de la Cofradía del Buen Remedio, que en esta iglesia conventual tuvo su inicio. 

Bellísima Imagen de la Virgen María, que formara conjunto con otra del Arcángel San Gabriel componiendo la escena de la Anunciación y Encarnación del Verbo de Dios, y a la que ahora podemos dirigir nuestras plegarias, oraciones y acción de gracias en la recoleta capilla Trinitaria donde Sor Lucía Yáñez habría de recibir aquella revelación divina que previno y salvó a nuestra ciudad de la enfermedad y de la muerte, por la cual, esta ciudad rinde voto de ferviente fidelidad y amor a la Santísima Madre de Dios contemplada en el Dogma de su Inmaculada Concepción. 

¿Quién si no María, la Virgen Madre de Dios, sin pecado concebida?

LAVS DEO, VIRGINIQVE MATRI