DOMINGO DE VERA-CRUZ I

Gabriel, Mensajero de Dios

Miguel, Quien es como Dios

Rafael, Medicina de Dios

Uriel, Luz de Dios

Hay que comenzar agradeciendo a la Comisión llamada "La Quinta Escuadra", nacida en el seno de la Cofradía de la Vera-Cruz, este magnífico proyecto que han llevado a cabo, y que ha fructificado trayendo hasta las plantas del mismo Dios, a estos príncipes entre los Arcángeles, que custodian ya su Paso procesional, con lo que la huella del patrimonio artístico del malogrado convento de San Francisco de Asís está volviendo a nuestra ciudad, reinterpretado por jóvenes artistas llevados por los valores de la más pura inspiración barroca española.

El oro blanco que cubre yelmos, corazas y grebas de estos Arcángeles resaltó por obra y gracia de la rojiza luz del crepúsculo andujareño y multiplicó la luz que emanaba de los regios faroles que escoltan al Señor durante la noche del Domingo de los Ángeles, una noche que anunciaba en sus vientos un aliento de agua.

Nos queda aún por ver, en manos de estos magistrales Arcángeles, sus atributos tradicionales, realizados en plata.

Estos príncipes de las legiones celestiales nos fueron ya anunciados en un boletín de la cofradía de la Santa Vera-Cruz andujareña, publicación llamada "Lignum Crucis". Igualmente, en el boletín de este año 2011, esta iconografía se enlaza con la huella histórica que recordamos del convento Franciscano andujareño.

En esta entrada, podéis contemplar las imágenes de estos Arcángeles soldados; las vemos tal y como las encontramos en la página web de su autor, el maestro-imaginero don Manuel Luque Bonillo http://www.manuelluquebonillo.com/

La obra del imaginero cordobés se afianza paso a paso y sus gubias van marcando una línea muy personal e identificativa de su estilo. A esto hay que añadir la riquísima simbología con la que sabe dotar a toda su producción, muy del gusto de los cofrades que a él acuden.

A mi juicio, después del maestro Rafael Barbero, Manuel está resultando ser un correctísimo autor de imaginería en tamaño académico y de pequeño formato, así como trabajos en alto relieve.

Suculenta la obra del joven maestro y el caché que va alcanzando. Me alegro muchísimo de que no le falte trabajo.

Recuerdo una escena que tuvo lugar en una de las visitas previas al proceso de ejecución de estos arcángeles. Mientras hablábamos con Manuel, los pequeños de la casa bajaron hasta el estudio del artista y allí comenzaron a hojear un volumen ilustrado de la Historia del Arte. Esta lectura, junto al olor de la madera recién tallada y la calidez del aire de la Sierra cordobesa, dejarán una envidiable huella en estos pequeños.

BOLETÍN ‘LIGNUM CRUCIS’ Nº 10. CUARESMA DE 2007

EN EL Nº 1 DE LA CALLE VERA-CRUZ

          No tiene llamador ni campana en su puerta. Tan sólo dos faroles de forja la guardan y la muestran en su barroca salida hacia la Corredera. Pero en los días previos al amanecer de cada Domingo de Ramos, el número 1 de la Calle Vera-Cruz es uno de los rincones más afortunados del planeta, pues a él peregrinan, durante las magistrales noches en vela veracruceras, los mismísimos Arcángeles del Cielo, que acuden al llamado del Divino Nazareno para cubrir sus pies con un monte de claveles grana y bordar su túnica con hilos de estrellas.

Yo los he visto. Lo vienen haciendo desde antes incluso de que tuviéramos esa puerta. Los siete príncipes entre los Ángeles han acompañado siempre a Jesús Nazareno durante los momentos previos a su Estación desde la lonja y el patio de nuestro Templo que miran hacia la Sierra, espacios que Él ha ido convirtiendo en antesalas de la Gloria, llenándolas con su divina presencia:

-         Miguel, ‘QVIS SICVT DEVS’, le ha asistido para revestirse con su túnica, ajustada por un ceñidor de oro, que los veracruceros convertimos en esparto en torno a nuestra cintura, en señal de penitencia.

-         Uriel, noche tras noche, ha capitaneado su cohorte nazarena como guardia de honor ante el Rey de Reyes, quemando para Él cera de color tinieblas. Mientras, el divino Nazareno proclama su Palabra que queda recogida como herencia a través de los cuatro Evangelios que Mateo, Marcos, Lucas y Juan, sobre la crestería de su Paso, nos muestran.

-         Rafael, el Arcángel cordobés (como no podía ser menos) manda en esos días una cuadrilla de treinta y cinco ángeles del cielo, que no quieren alas ni coronas por terno, pues prefieren el costal y el “rachear” de sus pies sobre el suelo, avanzando, siempre de frente, llevando hasta el corazón de su pueblo a Jesús, el Nazareno.

-         Enamorados los querubes de la belleza de su Dueña, dejan su palacio en las nubes y acuden al taller donde se trenza, bajo diseño del Arcángel Gabriel, un manto para vestir a una Reina, bordado con pétalos de flores y miel como luz de amanecida, y con apliques de coral blanco sobre un fondo de aguas marinas.     

-         Baraquiel afina sus modulaciones y sus notas, desde el lubricán hasta que la luz vuelve a ser prístina, junto a los músicos que ponen a nuestra Estación Penitencial el sonido, hecho plegaria de siglos, de la Música de Capilla.

-         Jehudiel glorifica a Dios bajo las trabajaderas de Jesús atado a la Columna, instruyendo a su cuadrilla. Porque estas silentes costaleras veracruceras, las primeras en trabajar a costal y que en Andújar sentaron escuela, exaltan el triunfo del Amor de Cristo, azotado y escarnecido por los flagelos que desgarran su piel a tiras, al hacer, con su andar medido y justo, que su Paso se convierta en Basílica.

-         Y Saeltiel enseña a los niños y niñas de nuestro cuerpo de Acólitos a vestir la dalmática y a inundar el aire de incienso y mirra, mientras da los últimos consejos a la escuadra de penitentes que toman su cruz de cada día y siguen el Camino de Vida y Verdad que Cristo nos indica, siguiendo el diario deambular de nuestra Cruz de Guía.

Hermanos Veracruceros, que el Rey de los Ángeles os bendiga, os guarde y os muestre siempre su Rostro, a vosotros y a vuestras familias. Que tengáis una buena Estación de Penitencia, y que la vida os sea siempre propicia.