jueves, 19 de mayo de 2011

"...Y JACOB ENGENDRÓ A JOSÉ, EL ESPOSO DE MARÍA"

Esta es la única agua que hubiéramos querido ver los cofrades del Buen Remedio durante el aciago Jueves Santo de 2011:

En cambio, sus cofrades desgranamos las horas junto a la escalera imperial del viejo colegio Jesuita, y allí, en silencio, empezamos a soñar con el Jueves Santo del año que viene.

Noble final de mandato para una Junta de Gobierno que tenía, como corresponde, todo dispuesto para la Estación de Penitencia, fiel al estilo marcado desde el origen de la Hermandad. Bien es cierto que, durante la postulación de esa mañana, ya se tenía claro que la tarde daría pocas opciones.

Como imagen de corrección formal, el cortejo de hermanos y hermanas nazarenos se dispusieron en la nave de la capilla siguiendo las indicaciones de los celadores de tramo; la cuadrilla se hizo la ropa en las dependencias anexas a la capilla; la banda siguió las incidencias climatológicas desde los ventanales del viejo patio con la misma tristeza que los cofrades del Buen Remedio; los componentes de la Banda de Música de la Reina de la Amargura barruntaban una noche difícil; y la cuadrilla de palio, combinando a los costaleros decanos de la ciudad con los herederos de esta bendita nave, formulaban ya las viejas plegarias aprendidas junto a sus abuelas, con una sombra de nostalgia en su cara, rezando, frente a frente a su Señora del Buen Remedio, cuando quisieran haberlo hecho bajo esas seis trabajaderas sagradas.

Este histórico galeón no merecía otro tratamiento sino el que así se acordó por parte de su Junta de Gobierno.
Y mi Madre Santa del Buen Remedio salió a la calle bajo el Palio que le ofrecemos sus cofrades de la Sentencia, la vida que Ella nos da y el amor de los nuestros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario