Un altar de insignias enmarcado en la capilla de los Salcedo, con la impronta precisa que demanda el legado de esta Hermandad:
Una ofrenda de luz
y de flor
La Divina Providencia sobre el Árbol de la Cruz
Jesús Caído, Misericordia de Dios que nos redime, porque vuelve a caminar junto al alzado de su viejo convento, que aún dibuja arcos en las casas de la manzana redefinida. Ellas, sus costaleras, son su centuria, sus orgullosas guardesas bajo el mando de un centurión de los de antes como es el maestro Manuel Gallardo, que rubrica el andar de esta cuadrilla de Jesús de las Misericordias con sellos estampados en el viejo arte costalero.
Jesús sobre su gente de bien, que por Él camina y respira.
Y una postulación que ni en el mismo Cielo.
¡Y LA ESPERANZA QUE CAMINA!
Esta Hermandad se alza sobre voluntades férreas, que han dado un giro a lo que parecía inamovible, y que han desbordado el caudal de nuestra Esperanza sobre todo su pueblo. Un deseo hecho ya proyecto, una familia formada por sus cofrades, una firma claramente fijada ya en el libro de la historia reciente de nuestra ciudad y un duelo con la noche del Jueves Santo, a la que nuestra Esperanza se atreve a iluminar como si el propio Sol no quisiera despedirse de la ciudad.
¡Qué pena que nuestros itinerarios acostumbrados y los horarios a los que tenemos predilección en esta ciudad de Andújar no nos permitan hacer lo posible para que Esperanza, al igual que el Buen Remedio, también pudiera disfrutar de la luz del atardecer en su Estación penitencial. Ese último Sol del Jueves Santo sacaría matices a esta Cofradía, a sus túnicas nazarenas, a sus Titulares y a su esencia que los cofrades de Andújar añoramos... ¡y devolvería a todos esos pequeños que no visten vestiduras de monaguillo o nazarenos debido al horario tan noctámbulo a la que la Cofradía se ve relegada!
¡El Jueves Santo es jornada festiva! ¿Por qué no aprovecharlo por completo?
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