Se nos pliega el año 2025. Guarda sus memorias entre libros de actas, memorias gráficas y el altillo de los armarios cofrades, que cobijan túnicas, costales, albas y sobrepellices, mantillas de encaje y antifaces luciendo el escudo de nuestras cofradías. En las priostías de las hermandades que han cumplido con el viejo rito de "dar un paso más", se suceden los trabajos de conservación, de limpieza y los preparativos de la ya pronta Cuaresma colman las ilusiones de mayores y jóvenes, mientras que en las cofradías que han dilapidado el esfuerzo de las juntas precedentes, los días pasan yermos y la imaginación brilla por su indolencia.
Los logros alcanzados en este año que ya se nos consumió, como candelería de cera iliturgitana, han sido reseñables e inolvidables para la población cofrade. Los momentos históricos se han sucedido, dejándonos plegarias y momentos que forman ya parte del ideario cofrade de una ciudad que cuida su legado de Fe.
¿El futuro? Si consideramos la media de edad en las Juntas de Gobierno, por un lado de los jóvenes grupos parroquiales que permanecen activos, por otro, de los grupos parroquiales y hermandades de Penitencia, y en tercer lugar, de los grupos parroquiales y hermandades Sacramental, Patronales y Letíficas, el futuro está compartimentado en tres maneras de pensar que, en nuestra ciudad, siguen estando presentes en el desarrollo de estas últimas décadas, dando muy diversos resultados, según la forma de entender lo que significa el gobierno de una Cofradía, la formación catequética de sus componentes, la realización de obras de Caridad y, como eje vertebrador de estas corporaciones, cuanto concierne a la pública manifestación de las señas de identidad de nuestra Fe, que conllevan la administración tanto de un patrimonio como de unas finanzas que han de dar su fruto, mostrando que se tiene clara una línea patrimonial y artística que dé sentido a este tipo de corporaciones religiosas.





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