miércoles, 11 de mayo de 2011

HÁBITO NAZARENO PARA LA COFRADÍA DE SANTIAGO

Hace ya tiempo, junto a la reja de la Encarnación de la capilla del Señor de la Columna (radicado actualmente en el templo de Santa María),  Manuel, vestidor de María Santísima del Mayor Dolor, me hablaba de túnicas blancas, cruces de Santiago sobre la muceta del antifaz y sandalias de cuero beige... En aquel momento, el alma me rezumó la esencia de una cofradía regia que calaba a quienes trataban de rescatar una de nuestras más bellas manifestaciones públicas de fe y devoción sincera. ¡Ojalá viéramos muy pronto caminar estas túnicas desde casa hasta la iglesia de Santa María!

Pero, previamente a aquella conversación, en mis algibes mentales, llevaba tiempo brotando una idea que me asalta con vehemencia cada vez que acudo ante la presencia del Señor de Santiago.

Os tengo que confesar que sentía una emoción similar en relación a lo que prometía la Hermandad Universitaria cordobesa; pero este anhelo se ha visto quebrantado por un verduguillo negro bajo la muceta encapuchada, aquella que presagiaba viejos aires conservados de la proverbial Castilla de las Edades del Hombre.

A lo que iba, sigo con un boceto mental (aún no los sé hacer gráficos) del hábito con el que yo acompañaría al Señor y a la Reina de Santiago (porque yo a Él también lo procesionaría).

Vayamos por partes: mirad primero estas imágenes de los llamados mantos capitulares que visten los miembros de nuestras Órdenes Militares:



Segunda consideración: ya sabéis que la Hermandad del Santo Entierro sevillano viste lo que llaman un clásico ropón, que viene a ser tal que así:


Bien, pues ahora os pido vuestra imaginación para visualizar este ropón del Santo Entierro sevillano, pero realizado en tejido blanco (ropón y antifaz) y sustituir ese sepulcro surmontado de las tres cruces bordado en rojo de su heráldica por la Cruz de Santiago bordada con la misma tonalidad en gules.

¡Así tendríamos un hábito personalísimo, único como él solo, transmitiendo ese mágico y elegantísimo reflejo de los mantos capitulares de la Orden de caballería de Santiago!

Cuando paso por las puertas de Santa María, me parece ver salir estas blancas filas nazarenas portando una Cruz de guía, unos faroles, un estandarte y unos bastones de escolta que... ¡si os contara!...
¡Qué queréis que os diga: sueños de capillita!

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