Así dice el final del Capítulo undécimo del Apocalipis de San Juan:
Cuando el séptimo Angel tocó la trompeta, resonaron en el cielo unas voces potentes que decían: «El dominio del mundo ha pasado a manos de nuestro Señor y de su Mesías, y Él reinará por los siglos de los siglos».
Y los veinticuatro Ancianos que estaban sentados en sus tronos, delante de Dios, se postraron para adorarlo, diciendo: «Te damos gracias, Señor, Dios todopoderoso –el que es y el que era– porque has ejercido tu inmenso poder y has establecido tu Reino (...) En ese momento se abrió el Templo de Dios que está en el cielo y quedó a la vista el Arca de la Alianza, y hubo rayos, voces, truenos y un temblor de tierra, y cayó una fuerte granizada.
El comienzo del Capítulo 12 es muy revelador sobre el lugar donde se encuentra esta simbólica veleta andujareña:
Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.
Nos encontramos ante la veleta que corona la pétrea torre de los Valenzuela, aquella que sirve de presbiterio para el convento de la Purísima Concepción, de RR. MM. Trinitarias contemplativas.
Este es el legado que la Iglesia nos ha transmitido a las cofradías: el lenguaje simbólico y la importancia de la lectura de los signos que aparecen en cada uno de los rituales y de los espacios donde celebramos nuestra Fe.
Si os apetece, seguiremos caminando por esta Andújar simbólica.
¡Cofrades, disfrutad de las Vísperas!,... ¡y gracias por vuestra compañía durante este tiempo de la canícula!
Que arte Manuel, gracias por enseñarnos y compartir con nosotros la simbología, del rito, la regla, de esta iglesia nuestra. Salu2
ResponderEliminarGracias a ti Juan, por seguir estas notas que pretenden demostrar el duende que Andújar todavía encierra... ¡y eso que todavía no hemos cruzado la Pontanilla por los senderos de la Tierra Santa andujareña!
ResponderEliminar¡Felices vísperas, compañero!