En la espadaña de San Juan de Dios se aúnan buena parte de los vientos barrocos que aún hacen sonar nuestros bronces andujareños.
Cada mañana de domingo, estas campanas marcan el inicio de la jornada para mi familia; a diario, su voz es la mejor oración de amanecida para esas mujeres que han consagrado su vida a los demás.
En su retablo, vemos el manifestador, incluido tras la postguerra sobre el broncíneo sagrario. Sagrado espacio ante el que se mantiene la oración de nuestros mayores, unidos en las distintas secciones de nuestra Adoración Nocturna.
Sobre el Sagrario, el escudo que contiene la simbología del carisma de la Congregación de MM de Desamparados y San José de la Montaña, el Corazón Misericordioso de Jesús.
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