Durante la homilia de esta Eucaristía que conmemoraba el Sagrado Corazón de Jesús como solemnidad de la Octava del Corpus, el Párroco de San Miguel, Don Carmelo Zamora, nos hablaba del Corazón de Dios y de la Misericordia que de Él se desprende. Nos comentaba también la circunstancia de cómo esta celebración ha ido perdiendo pujanza entre los fieles, a pesar de los profundo de su significado.
Gracias a Dios, las personas que dan vida al Apostolado de la Oración de esta parroquia dan buena cuenta de que en ellas está la continuidad de esta celebración. Nosotros debemos asumir su relevo y seguir su ejemplo.
Confieso que me equivoqué al pensar que las cofradías de la feligresía estarían allí presentes.
Este palio de respeto está confeccionado, si no me equivoqué en mis apreciaciones, por el mismo tejido en brocado con el que se realizó el paño de hombros empleado por Don Camelo. El resultado del palio desplegado era rotundo.
Instante de la Bendición solemne con Su Divina Majestad. La Imagen del Sagrado Corazón de Jesús, la atmósfera de incienso creada durante toda la celebración por el sacristán de la parroquia, la corrección litúrgica que es propia de Don Carmelo en todas y cada una de las Eucaristías celebradas bajo las bóvedas de ojiva de San Miguel,... hicieron de aquella tarde uno de los momentos supremos de la parroquia situada en el corazón de la ciudad.
Y cerramos la entrada con esta imagen de la Custodia de la Parroquia de San Miguel. Los paralelismos con la Custodia de San Bartolomé realizada por Sebastián Sánchez de la Cruz en el último cuarto del siglo XVII nos lleva a decir que... ¡son idénticas! Basa, esmaltes, cuello de botella que sustenta el sol que cobija el viril.
Aquí podéis ver la custodia de San Bartolomé, para que comparéis vosotros mismos.
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