martes, 28 de abril de 2015

¡EL CAMINO DE MI HERMANDAD!

 
¡Es el Sábado que recibimos de herencia! Es el día en el que la  Cofradía se hace Peregrina, recibe las enseñanzas de su Camino, da comienzo a su Romería, va en busca de lo que le es más propio, del sentido para el que fue creada.
 
El Camino le es natural a esta Cofradía, que acude a su Tierra Sagrada para procesionar por una vieja calzada de piedra, gastada de promesas, a la perfecta Representación de la Gracia Divina.
 
Si a Ella se le hace el semblante de Luz, de corazón enamorado, de palabras dichas al oído, de caricia que nunca llega a rozar piel con ensueño, de lágrima que no puede dejar de rodar, mejilla abajo, hasta hacerse una con la plegaria cantada,... ¡a nosotros, esa Luz que nace de su carita, se nos hace despertar de Sábado de Romería!
 
Es éste el día en que las nobles caballerías recorren la Ronda de los olleros buscando el alféizar de la Pontanilla para, desde allí, casi de puntillas, asomarse a una Sierra indescriptible, que se convierte en ese día, en suma de "vereas", de encuentros, de pisadas, de coplillas, de andares viejos que, siguiendo la huella ancestral, saben hasta dónde ha de llegar su mirada.

 
El Camino, nuestro Camino viejo,... ¡ES PERFECTO! ¡Y con esto, ya está todo dicho! Es un Camino de Sábado de Romería, un Camino que dura las horas que dura, ¡que no hay más! Andújar se encuentra a la distancia perfecta de su Reina. Ni un paso más ni un minuto menos.
 
¡Y para más gloria, este Camino se lo marca a nuestra Cofradía el tintineo de doce campanillas!
 

 
Cetros, Banderas bordadas, guiones, cofrades -peregrinos y romeros- que siguen la senda de nos legaron aquellos cofrades que nos antecedieron y que no quisieron nunca dejar de vivir de esta manera.
 
A los viejos ventorrillos les han sucedido las paradas de las carretas; con sus adornos, con sus aperos, con sus aliños, con sus invenciones para hacer el Camino más "hogareño". Pero, ¡eso será en lugares muy concretos! Porque al Camino Viejo solo lo viste la jara, el romero, el cantueso, el lentisco y el lento peregrinar del noble paso de las caballerías.



 





 
El secular sillón de tijera, desplegado sobre el áspero pelaje de los fuertes mulos, acostumbrados a la briega en una Sierra de bellísimos rincones, sirve de improvisado alminar para las más bellas damas andujareñas que, desde muy corta edad, ya lanzan vítores a la Reina de este rincón de frontera, de esta tierra de cruce de caminos, de este pequeño trozo de Gloria para el peregrino.

 
Son muchas las horas a pie de calle: entre Banderas, tras la Virgen vicaria, que procesiona desde la Ermita, al inicio del Camino y a su vuelta. Pero ahí están: ¡jóvenes iliturgitanos, amantes de la música, de sus tradiciones, de su pueblo, de sus genes! La Banda de Música "Maestro Amador" ayuda a que las lágrimas recorran su camino con el compás de aquellas melodías que nos cantaban las abuelas mientras arreglaban el viejo patio y regaban el jazmín y las macetas.







 
Noble porte el de los jinetes que se saben parte de un  protocolo, de un ritual; que visten sus mejores galas, porque no hay día más grande para caballeros y amazonas. Aquí no hay ropa de faena ni otra gala que no sea la correcta vestimenta del jinete andaluz, que acude a la celebración del día más sagrado que vive un cofrade romero y peregrino, que hace su Camino hacia el Cielo posado sobre la Tierra.
 
Los mulos del "Nono" y sus hermanos, las nobles bestias criadas al compás del Camino Viejo, que saben cómo llevar a los Abanderados de la Matriz para hacer más fácil su trabajo, que llevan al peregrino en un requiebro de su andar, en un paso lento o al trote preciso de sus sueños,... a estos mulos marmolejeños muchos les debemos los recuerdos más hermosos que pueda guardar un romero andujareño.

 
Peñas de jinetes y amazonas que hacen del Camino su carisma, el cordón que los une con la Madre Santa que nos espera en la Sierra.
 
Son Peñas antiguas que han de ser  y sentirse parte de la Hermandad Matriz de Nuestra Señora, pues ese Camino no tiene ningún sentido si no nos conduce a Ella, si no contiene como único fin estar a sus plantas al término de la jornada de ese día y procesionar junto a la Reina de nuestras vidas durante la mañana del último Domingo de Abril.





 
Elegantes damas de mi Andújar, herederas del porte, de la presencia, de la correcta elección del terno, del volante, de la flor, del bordado, del noble animal que ha de pasear por la ciudad el Cetro de la Santísima Virgen. Es éste un don recibido al nacer; lo que mi madre llama: "saber estar". 
 

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