lunes, 7 de enero de 2019

REGOCIJADO EN EL ABRAZO DE DIOS PADRE



¡Una buena persona, un hombre cabal, un buen padre y esposo!... ¡Por todos estos dones, podemos proclamar con rotundidad que fue TODO UN CABALLERO!

Así es como conocí al padre del sacerdote Juan Francisco Ortiz González. Un caballero con el porte y la prestancia que da ser un hombre de bien, que te atendía de maneras tan corteses en todo momento. Discreto, sabio en sus conversaciones.

Maese Cristóbal Ortiz tenía un compás de vida, en esta edad en la que llegaba a Andújar, muy elegante, muy de andar por casa con la mirada contemplativa, curiosa como la de un chiquillo o como la de un sabio investigador.

¡Gran consejero! ¡Enorme conocedor de aquellas plantas, a las que adoraba, como de aquella tierra suya de la que se sentía orgulloso siempre!

La fotografía que ilustra esta entrada fue realizada el 11 de mayo de 2013. Cada mañana y cada noche, desmontaba la CRUZ DE MAYO realizada por la Cofradía de la Santa Vera Cruz en el patio al pie de la torre de piedra molinaza de San Bartolomé, junto a la casa del sacerdote y su familia. Don Cristóbal, amabilísimamente me abría la puerta y conversaba conmigo mientras alzaba aquella estructura efímera de Primavera. Me invitaba a tomar algo, me decía que escogiera las macetas que gustase, me aconsejaba a cuál de ellas debía de atender más… y mientras yo encumbraba la que luego sería Cruz de guía del cortejo procesional del Santísimo Nombre de Jesús sobre el pedestal de sedas y flores, maese Cristóbal retiraba de las macetas las hojas más estropeadas, que pudieran desentonar en aquel retablito de Mayo en honor a la Cruz de la Vida que su hijo proclama con su ministerio sacerdotal.

En esta foto, realizada a primera hora de la tarde en un alto en la celebración de la fiesta, vemos a maese Cristóbal echando su tradicional cabezadita entre el vergel de su patio, junto a su fiel compañero cánido que acompañó tan bien a sus protectores. ¡Qué sublime bonhomía derrochaba maese Cristóbal por todos y cada uno de los poros de su piel! ¡Qué magnífico legado de cordialidad la que nos deja a través de su familia!

Cada tarde, él y Paquita cruzaban su patio para escuchar Misa y recibir la Sagrada Comunión de manos de su hijo. ¡Orgullo y regocijo en la Fe para unos padres!

Recuerdo ahora lo que el padre de maese Facundo López Sanjuán le decía a su hijo, que bien se podía hacer extensivo a su paisano de Torres: “¡No importa los títulos que tengas ni los lugares que ocupes! ¡Ante todo, procura SER UNA BUENA PERSONA!

¡Buen ejemplo el recibido de los mejores PADRES que se puedan desear!

¡A buen seguro, maese Cristóbal Ortiz ya recibe el abrazo de DIOS PADRE en una Gloria bien merecida junto a todos sus seres queridos que le precedieron!

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