miércoles, 7 de junio de 2017

HIJA DEL REY SUPREMO

 
¡Definitivamente, a Dios se la ha muerto el mundo entre las manos!
 
No tenemos capacidad para medir según el Cálculo Divino,... ¡pues, a nosotros, cada primera luna de Primavera, siguen sin salirnos las cuentas de aquel asesinato que provocó tanta angustia en el alma de una Madre!
 
 
¡Y así sigue nuestra Andújar conmemorando una muerte imposible y que, al tiempo, acaba con todas la muertes! ¡Como lo vio hacer a sus mayores!
 
 
Mi madre es ahora vecina de la más bella Madre que vieron los tiempos. ¡Entre el Camarín de Nuestra Señora de las Angustias y la habitación de mi madre media poco más de un "Ave María"!
 
Y en esa infinita cercanía, mi familia siente el cobijo de ese regazo irremplazable, de esa mirada que cautiva, pues se presiente que el dolor es pasajero y que siempre triunfa ese Dios de las pequeñas cosas que guarda nuestro día a día.
 
 
La de Nuestra Señora de las Angustias es Cofradía de rancio abolengo, como definían los clásicos. Su andar es de vuelo de capa negra sobre pieles nazarenas. Sus fiscales guardan la decana tradición andujareña de conjugar los colores del hábito de la Cofradía. Su pendón hiende en dos, como flecha de Fe y Certeza, la atardecida majestuosa del Viernes Santo en el corazón de la Cava de los Olleros.


 
Maese Juan Carlos Moreno Almenara, autor de los actuales escudos de nuestra Agrupación de Cofadías andujareña y de la Cofradía de la Santa Vera-Cruz de la ciudad, es también el creador de las armas que hoy día blasonan a la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias. En este escudo, el motivo de la Cruz sobre la granada y la estrella, emblema de la CARIDAD para la Orden hospitalaria de San Juan de Dios, copa el centro de la composición, reproduciendo el óvalo que timbra la portada de su convento, donde la Cruz queda encuadrada entre dos palmas.
 
 
 
 
Al contemplar la cruz blanca que ostentan los cofrades sobre el hombro izquierdo de sus capas, se echa en falta que fuera este emblema de la CARIDAD hospitalaria el que hubiera campado sobre este campo de sable, pero no es propio de la heráldica cofrade repetir campos; y confieso que tampoco hubiera estado falto de sentido hacer figurar sobre estas capas el escudo de la Congregación de Madres de Desamparados y San José de la Montaña o el emblema de esta Advocación Josefina. No en vano, el cortejo de esta Cofradía ofrece a la pública veneración de cuantos fieles quieran acercase a ella de una reliquia de la beata Petra de San José, venerable fundadora de la Congregación que guarda y custodia durante todo el año a Nuestra Madre y Señora de las Angustias, y desde su Colegio de "San Rafael y San José de la Montaña" se ha visto recuperada la veneración y procesión letífica del Santo Patriarca al llegar su celebración de marzo.
 
¡En fin, son conceptos a los que uno le va dando vueltas mientras contempla el elegantísimo discurrir de esta Cofradía de capa y esencias!
 
 
 
 
 
 
Cambió la medalla de la corporación del Viernes Santo, que mostraba la iconografía de esta Advocación venerada en Granada bajo una nada adecuada corona real cerrada que mostraba en su frente hasta siete imperiales por esta que aquí vemos, conteniendo ya la reconocible efigie de la Madre y Reina que viene velando por los andujareños desde el siglo XVIII.
 
Ya me conocéis y sabéis que no soy partidario de las medallas anudadas al cíngulo de los hermanos nazarenos y penitentes. Las necesidades costaleras han de quedar para quienes precisan de ellas. El hermano nazareno ha de manifestar su medalla colgada del cuello y bajo el antifaz.
 
 
 
 
El viejo estandarte de Nuestra Señora mostrando el lienzo de la Piedad realizado por maese Juan Navarro Delgado figura escoltado entre dos varas, como requiere su condición de insignia corporativa, y abre el tramo de una escuadra de mantillas, que acompañan el duelo de la Madre de Dios, prendiendo cera y musitando las "Ave María" del Rosario, como muchas de ellas vieron hacer a sus madres y abuelas. La liturgia de este día según la manera de ser andujareña, que sigue el paso marcado por la Andalucía Oriental.



 
Escuadra de monaguillos con los colores de la hermandad, que suavizan, con la luz de sus años, el dolor que producen esas espadas en el corazón de una Madre.
 
 
 
¡Y aquí seguimos!; caminando tras su huella, revestidos de duelo y penitente espera, ensogados en seda cuando aún vemos los regueros de sangre en su frente y en sus llagas abiertas. Caminamos, en antiguo cortejo rompiendo el velo de nuestras desesperanzas y miserias. Hoy como antes, la tarde del Viernes Santo se hace ritual de luto por las calles andujareñas.
 
 
El andar costalero tiene un referente al que admiro: maese José Antonio Jurado. Presta su servicio, su atención y su saber estar a esta escuadra que mece a la Madre de Dios para ahuyentar tan insostenible dolor, que rompe en un llanto de cristal y azucena sobre ese rostro nacarado que salvaron nuestros mayores con su presencia en aquella iglesia.
 
¡Hombre cabal, José Antonio, que ejerce con maestría y querencia cierta este noble oficio que colma su Fe!
 
 



 
Del maestro Juan Navarro son también las pinturas que ilustras las cartelas sobre las esquinas del viejo canasto, y que tienen un aire conventual que conecta con las imágenes que ilustran iglesia y dependencias internas de la Residencia, haciendo que ésta se refleje a las plantas de la Santísima Virgen, demostrando que, en su andar, lleva bien presentes a todos esos residentes que encuentran el amparo de su manto en la manera en la que cuidan de ellos las bienaventuradas Madres de Desamparados y San José de la Montaña, un bien que DIOS nos ofrece para demostrarnos el significado del AMOR QUE NACE DE SU SAGRADO CORAZÓN, carisma que anima el ser de esta bendita Congregación!
 
 
¡Y los soñados sones de una Banda de Música tras de Nuestra Madre y Señora de las Angustias! ¡Y, en igual manera, compartir ese amargo sabor de boca que sufren tantos músicos de la Agrupación Musical que llevó el nombre de Nuestra Señora y que la acompañó en su andar! Sentimientos encontrados, ¡pero sublimes notas musicales las que vistieron de duelo y elegancia la tarde noche del Viernes Santo tras la Virgen que durante más años ha sentido la oración de mi pueblo al caminar entre nosotros por nuestras calles y altozanos!
 
¡Habrá cerrteza más intensa que la de sentirse hijo de Dios y de esperar su Resurrección amparados junto a la Humildad, la Fe y la Belleza de nuestra Madre y Reina!
 

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