sábado, 15 de junio de 2013

FIDES SANCTI REGNI I - LOS PREVIOS


Ella será quien nos conduzca a través de la Pasión de su Divino Hijo. Después de más de dos siglos oyendo su voz, los hijos e hijas de esta tierra jiennense compartiremos con cuantos nos visiten en esta gozosa jornada, la catequesis de Fe de Nuestra Madre y Señora de las Angustias. Las bóvedas del primer Templo de nuestra Diócesis son el sublime palio bajo el que aguarda la Reina del Cielo el momento de marchar a nuestro encuentro.


El Misterio de la muerte de Cristo en la Cruz será manifestado esta tarde-noche a través de la Catequesis lígnea con la que llega a nosotros la Redención del Cristo de la Humildad. La Buena Muerte catedralicia quedará como testigo de cuanto Amor entregó Dios al mundo a través del sacrificio en la Cruz del mejor de los nacidos.


Y la Humildad de Cristo, encumbrada sobre el barroco de un tallista cordobés como José Carlos Rubio Valverde, ascenderá, una vez más, las empinadas calles de Jaén para acudir al encuentro con su gente. Cornetas y tambores rasgarán el velo del silencio con el que sus cofrades lo acompañan cada Semana Santa.



Una jornada extraordinaria para toda la feligresía de Cristo Rey, que vivirá en este día la magna manifestación de su forma de ser y de sentir. Jesús del Amor en su prendimiento, escoltado por los sones de la Agrupación Musical de La Pasión, de Linares, abrirá el portón del egregio barrio junto al Museo y dará paso a una Catequesis de buen hacer y mejor andar.


Esperanza dejará la huella de su presencia gloriosa entre los hermanos del Amor, el Perdón y la Esperanza. Su luz será llama de los codales de cera que marcan el Perdón en los labios de su Hijo.


Y todo discurrirá ante la Santa Iglesia Catedral, joyel que encierra, en cada uno de sus rincones, el valor preciso al que volvemos todos los hijos e hijas de Jaén en cada momento propicio para estar más cerca de Dios, y todos quienes nos visitan y pueden encontrarse, frente a frente, ante esta Catequesis de siglos ante la que nuestros mayores nos educaron en la Fe.






El elegido para representar el pasaje de Cristo cargando con la Cruz sobre el hombro ha sido Nuestro Padre Jesús de la Caída. En su templo, pronto Basílica, a buen seguro, Nuestro Padre Jesús Nazareno infundirá su hálito a esa Efigie de Cristo Caído que tallara maese Navas Parejo y que traerá junto a toda la Comunidad presente en la Plaza de Santa María, al barrio entero de La Magdalena.



Las calles de la Carrera están dispuestas para recibir al Hijo de Dios contemplado en los momentos de su Pasión Redentora y su Gloriosa Resurrección, las calles del centro de la ciudad se han vestido, gracias al entusiasmo de los comerciantes más cofrades, con las mejores galas que pudiera esperarse. Jesús de la Pasión, despojado de sus vestiduras, sentirá, junto a Él, a su Madre de Amargura.




Pero, por desgracia, el centro histórico de nuestra capital no gozará de esta elegancia en sus rincones más rancios. Son muchas las fotografías que podemos aportar mostrando el estado de nuestros barrios más castizos. Pocas esquinas se libran de este reguero negruzco y, por desgracia, pocas de ellas sufren el preceptivo manguerazo a presión que las libere de sus vergüenzas. Mientras yo realizaba esta foto, a mi espalda, una pareja de visitantes foráneos caminaba hacia el entorno ciudadano que más atrae a los viajeros que llegan hasta nosotros, y que más repele a nuestros munícipes, por lo que pude comprobar.

 

Aguardemos esta tarde a que nuestra capital del Santo Reino luzca sus galas, su arte, su Fe, el trabajo concienzudo y la labor callada de sus Cofradías a lo largo de todo el año, su espíritu de ciudad andaluza y española, sus valores como pueblo que sabe acoger a sus visitantes, su variedad de tapas y suculenta gastronomía,... En definitiva, su alma, que aquellos que nos educaron en la Fe procuraron siempre educar en la fidelidad a los mandatos de Dios Padre.

Tal y como reza el trascoro de nuestra Santa Iglesia Catedral, sintámonos fieles y obedientes a nuestra Madre, la Iglesia, tal y como Cristo nos mostró:

ET ERAT SUBDITUS ILLIS

(Lucas 2, 51)

No hay comentarios:

Publicar un comentario