lunes, 28 de enero de 2013

TODA FIESTA TIENE SU OCTAVA,... ¡Y YO MUERO POR SAN LORENZO!

Como fue un día excepcional, como, a partir de aquella expedición muchas cosas encontraron solución, como Córdoba lo merece y la iglesia de San Lorenzo lo contiene, no puedo dejar pasar la oportunidad de completar aquella crónica que conmenzábamos en Facebook sobre la calidez de las ideas de los cofrades cordobeses en su consecución de sueños. Esta realidad onírica está plagada de guiños, de elegancia, de sutiles planteamientos y de besos, como muestra la policromía del Divino Infante, que se van consumiendo  en la más enraizada de las verdades: somos así y así es como nos gusta vernos.






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