Difícil de explicar la fábrica actual que presenta la iglesia de Santiago. Quizás aquella lúgubre restauración sufrida marcara realmente el fin último que habría de tener este templo: una nave de almacenaje.
Para los cofrades, ese Jesús que camina hacia nosotros al llegar la primavera, pasa junto a los imponentes contrafuertes de piedra molinaza proyectando la sombra de su cruz sobre el chaflán cincelado. Al Cristo de la Providencia, el templo de Santiago le sirve de muralla de Jerusalén, y de pétreo féretro para la muerte imposible de un Dios tallado en madera que llega al viejo barrio acompañado por los hermanos y hermanas del Santo Sepulcro iliturgitano.
Un insólito almacén de ropas el que ahora nos encontramos bajo bóvedas goticistas y sublimes yeserías. Al igual que un aparcamiento irreverente para con la historia de este emplazamiento primigenio de la ciudad. Un altozano para jugar a los coches de choque (¡pobres árboles, diarios sufridores de esperpénticos aparcamientos!) en el más puro corazón del casco antiguo de esta Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Andújar.
La verdad amigo Manuel, es que despues de la restauracion, tendrian que haber vuelto a su casa las dos imagenes a las que daban culto alli, seria maravilloso volver a ver al Cristo amarrado a la columna, presidir desde su camarin, y abajo su madre, Nuestra Sra. del Mayor Dolor. Pero es solo posible en nuestra imaginacion. Un abrazo
ResponderEliminarLa fachada que muestras, tenía un muro de ladrillo rematado con una especie de celosía también de ladrillo que servia de patio a las monjas que habitaban el convento adjunto a la Iglesia de Santiago y que accedían a el por una puerta trasera.
ResponderEliminarLa puerta de la Iglesia por el Altozano no estaba abierta al público, teníamos que dar la vuerta y entrar por Santa Clara.
te doy toda la razon, es imperdonable que esta iglesia se haya destinado a almacen, al igual que la antigua iglesia de santa marina. pero bueno, éstas son las cosas de andujar.... un saludo manuel
ResponderEliminarEs necesario que alguien ceda dependencias para albergar ese material ahí almacenado. La desacralización de este templo hacía imposible el retorno de sus legítimos dueños.
ResponderEliminarGracias por esta imagen del recuerdo de quienes tuvisteis la fortuna de conocer este precioso rincón ciudadano.
Desde luego, Santiago, Santa Marina y la Iglesia de las Capuchinas han tenido muy desigual suerte después de su recuperación estructural. Los cofrades, al final, no hemos pillado ninguna.
Una autentica pena; es por todo esto, por lo que las Hermandades y todos sus cofrades deberiamos unirnos y alzar la voz en contra de las administraciones pertinentes, que a su antojo quitan, desquitan, utilizan y juegan con el patrimonio y la historia de nuestra ciudad.
ResponderEliminarY pena tambien por todos aquellos que estan creciendo pensando que esto es lo normal y siempre ha sido así.
Puede que aún contribuyendo con nuestro granito de arena consigamos que estos templos y estos altozanos resurjan en esa vieja Andujar, que sin llegar a conocerla, muchos añoramos...
Y mientras, los cofrades buscamos al público, evitamos calles poco frecuentadas para no quemar a nuestra gente. Poca gente iría allí para contemplar nuestro transitar, como ocurre en tantos y tantos enclaves ciudadanos. No recuerdo tampoco que lo hicieran en el pasado, cuando sólo había un itinerario para la práctica totalidad de las hermandades, aunque, ciertamente, en aquellos días existían pocas cofradías cuyos Titulares no marcharan sobre chasis con ruedas.
ResponderEliminarCuando acudimos a otras ciuades buscamos los rincones más bellos de la ciudad para presenciar allí el discurrir de nuestras Cofradías predilectas.
En Andújar aún hay un amplio callejero decano y sabio al que acuden nuestras cofradías como seguiremos viendo en esta sección. Un saludo Ángel. Se echa de menos tu Callejuela en invierno.