viernes, 23 de noviembre de 2012

RINCONES I - EL ALTOZANO DEL CARDENAL


La muerte de Cristo lo atraviesa, de parte a parte, en la noche sínople de Providencia y Esperanza del Martes Santo. La Venerable Hermandad del Santo Sepulcro lo busca y lo añora cada Viernes Santo y la Virgen del Rosario de Carmelitas lo impregna de su luz para un año entero cuando se pasea por él durante la Fiesta otoñal que la honra.

Perenne Altozano de Santa Ana, Altozano del Cardenal, Altozano de alguaciles y cobradores, Altozano de nazarenos negros con Cruz de sangre, Altozano primigenio donde nació la ciudad, Altozano de silencios y brumas del viejo Guadalquivir, Altozano de nuestra memoria; orgulloso Altozano que aún conmemora el alma más inalterable de nuestras gentes.

Así somos. Así es más fácil entendernos. Piedra, ladrillo, hierro y cal. Ese es el patrimonio inmemorial de nuestro pueblo.


Ni la capilla de Santa Ana, ni la inquisitorial reja están ya. Sólo nos quedan memorias gráficas de tonos sepias y tertulias entre amigos en las cafeterías que nos encontramos entre la Plaza del "Mercao" y el "Peso la Harina", de esos amigos que se han ganado a pulso llevar a gala el nombre de iliturgitanos, porque:

- primero, pocos de los naturales de Mengíbar querrán llevar nunca este indicativo de origen, por mucho que el poblado homónimo anduviera junto a aquellos meandros del Padre Betis que ellos ahora pueblan.

- y segundo, después de tan largo periplo seguido por escritores, compositores, pintores, ceramistas, alfareros y buenas personas que han hecho gala de esta denominación de nacimiento, es un auténtico orgullo poder definirse como: ILITURGITANO.



¡NI UN DERRIBO MÁS, NO MÁS VENDER LO QUE YA ES DE TODOS, NI UN SÓLO ABANDONO!

 (Os pedimos perdón: Casa del Ecijano, Casa Elías, Camarín de Jesús de la Columna...)

4 comentarios:

  1. ¡Bravo, Manuel!

    Altozanos, altozanos, altozanos… ¡y contenedores! No es una lástima sólo lo que hemos perdido, sino lo que reemplaza a lo que, tristemente, jamás podrá recuperarse.

    La foto con que ilustras tu entrada es representativa: contenedores de plástico sin soterrar, al igual que el cableado eléctrico. Señores, no se trata sólo de conservar los edificios, sino también de engalanarlos y revestirlos acorde con su dignidad.

    Lo dice un ILITURGITANO orgulloso de su gentilicio y de su origen.

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    1. Totalmente de acuerdo contigo, Fran. Sigue siendo el mismo planteamiento: qué recursos tengo, cómo los empleo, cuántos de ellos puedo adecuar a los planes institucionales. en cuál hemos de apostar según el mercado, cuántos de ellos son indispensables para sostener nuestra identidad...

      Siempre la gestión como centro de todo.

      Un abrazo a tan ilustre iliturgitano soñando con esta Campiña desde la orilla del Mediterráneo.

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  2. Has recuperado para el recuerdo otro rincón cofrade de Andújar. Los nuevos capillitas han bebido esencias semanasanteras, ante todo, de la calle del Carmen y del arco de Correos, pero bueno es echar la vista atrás y reconocer los viejos caminos que anduvieron tantos nazarenos y hombres de costal.

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  3. Esta zona es la esencia. Esa línea de fachada del Palacio de Cárdenas, recortada por la casa de su descendiente, las viejas casas que albergaron el colegio de San José y la trasplantada fachada de los Pérez de Vargas y Gormaz llenan de carácter la zona... y, como tan acertadamente proclama Fran, los cables y los contenedores dan la impresión de que todo esto nos importa bien poco.

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