Nuestra Vera-Cruz. Nuestra forma de sentir al Maestro. Nuestra vida reflejada en el arte. Nuestra condición de andujareños. Nuestra Madre. Nuestros días de Cofradías. La causa de nuestra Alegría. Una forma de creer tomada del Evangelio.
Nuestra Señora de los Dolores
El equilibrio en la conjunción de tonalidades. Nuestra Señora vestida con los colores que para Ella soñaron cofrades mirando a la corte regia. El marco exacto para el rostro. El cuello más bello de las Dolorosas a las que he rezado, remarcado, exaltado, sublimado, acertadísimamente perfilado. La compostura nacida del dolor. La plástica de un tejido que envuelve, embellece, acaricia las facciones de la Reina del Domingo de Ramos. La cintura perfecta. El fajín iluminado por recuerdos barrocos.
¡Todo en Ella rezuma Belleza!
"... pero como Tú, ¡ninguna!"
Las manos de Julio Cachinero rubrican así lo que su razón entiende: la expresión plástica del amor, del conocimiento de la tradición, de la búsqueda, de ese anhelo de atrapar la luz en esa carita que Manuel soñó para ayudarnos a rezar... todo cuanto expresa esta efímera manifestación de arte nos conduce a un concepto plenamente sostenible (término tan en boga en nuestros días): así viste el arte a la Imagen de la Madre de Dios.
Nuestro Padre Jesús atado a la Columna
Nuestro Padre Jesús Nazareno
San Juan Evangelista
Santísimo Nombre de Jesús
(Pronto, el Divino Infante estará cerca de su Madre).
La Vera Cruz... Qué camino tan directo a Él. Hermosa aún en su luto.
ResponderEliminarManolo en mi blog te dejo las fotos de mi dolorosa junto a la de su hijo. Mes en el que los mios también dejaron solos a sus hijos. Por fin veo el segundo corpiño en una dolorosa.Me gusta el sentido que le de le damos a todos los ternos. Continuemos en este plan, llegaremos a buen término
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