martes, 12 de octubre de 2021

SALUD Y BUEN REMEDIO - 1 - EL SANTO ROSARIO

 

¡Te debemos tanto!,... ¡y a Ti se te ilumina de una manera tan bonita tu cara de azahar cuando nos ves a tu lado!

¡Te queremos tanto, a ti, que tanto quieres y que a querer nos enseñas! 

Te llevamos a diario en el recuerdo y es por eso que añorábamos tanto llevarte a nuestro lado.

Ver ese tramo de cofrades, de todas las edades, a la pura luz de la cera blanca, devuelve esa amalgama de emociones que desborda la razón.

Esta madrugada, ha resultado emocionante ver a la gente esperando tu salida en el altozano, junto a la embocadura de tu calle Cuna / Sor Isabel, Madre y Reina del Buen Remedio.

Rigor antiguo, canónico, como ha sido desde su principio, durante estos 38 años largos de historia que tiene tu cofradía. Siempre igual, siempre fiel, siempre según los cánones del rito aprendido y asumido que decidimos seguir al jurar nuestras reglas.

El saludo a los hermanos y hermanas, de antiguo y ahora llegados al amparo del Señor de la Sentencia y su Madre amantísima, la Santísima Virgen del Buen Remedio.

Como decía maesa Rosa Caño Mezquita, los que durante el primer traslado a Santa María de Nuestra Madre aún iban en sus silletas, ahora son costaleros y cofrades de luz de Nuestra Madre del Cielo.


Mi madre está muy presente en aquella capilla de San José, del antiguo hospital. Allí me llevaba de niño cada vez que acudíamos a visitar a algún enfermo o a alguna consulta médica. Al término de las mismas, solicitaba permiso para entrar en la capilla y rezar a Dios por quienes más necesitaban de nuestras plegarias en aquellos momentos. 

En estos recuerdos andaba yo inmerso cuando nuestro fiscal me decía que pasase al interior de nuestra capilla. Una vez dentro, nuestra Junta de Gobierno me ofrecía el inmerecido regalo de volver a sentir a mi madre mucho más cerca de la que la siento a diario. Abrazado al varal donde ayudé a caminar a Nuestro Padre Jesús atado a la Columna y a María Santísima de los Dolores, de la Seráfica cofradía decana de la provincia de Jaén, he tenido el gozo de poder sentir la cercanía de mis hermanos y hermanas protegidos bajo la Gracia y la Pureza perfectas de Nuestra Señora del Buen Remedio.

Gracias, de todo corazón, a nuestra Junta de Gobierno por esta oportunidad y gracias Señor por llevarme a tu Cofradía en aquel Otoño de 1983 siguiendo el ejemplo de mi hermano Luis, mentor tutelar de nuestra familia desde que nuestros padres forman parte de tu Cofradía en la Gloria de los Cielos.






Debo muchas de esas memorias irrenunciables a mi hermano de Abril y Jueves Santo, maese José Alberto Santiago Gavilán. Como él mismo me decía, lo más normal es que me pille con una Bandera o con una vela. ¡Gracias compañero, por tener la gentileza de dedicar una mirada a este humilde cofrade de a pie, que se honra y se siente orgulloso de gozar de tu amistad!

¡Esta fotografía contiene tanto texto para su pie que me llevaría 100 entradas tratar de aplicarla a este espacio! ¡Un gozo poder tener este recuerdo tan cerca de mi MADRE, de mis hermanos y hermanas de piel marfil y antifaz nazareno y de mi hermano de ruan veracrucero!


Empezamos a sentir el nudo en la garganta al verla a ELLA entronizada sobre la parihuela que maese Maudilio Moreno Almenara restauró en el coro alto de la Basílica del Juramento de San Rafael, en Córdoba, y creo que ya no lo dejaremos de sentir hasta que la tengamos de vuelta en su capilla el próximo domingo, después de la celebración de todos los actos de culto que nuestra cofradía ha de vivir en nuestra parroquia de Santa María la Mayor.

El primer rayo de Sol que besó su rostro, el primer racheo de su cuadrilla, la voz del capataz y la mirada purísima de su hijo, el incienso quemado con arte franciscano que tintineaba como la voz de beata María Ana Mogas, las ejemplares "revirás" en los rincones más románticos y cofradieros de la ciudad, la mirada intuitiva y cautivadora de nuestros fotógrafos, que acercarán a la SANTÍSIMA VIRGEN DEL BUEN REMEDIO a todos aquellos que no han podido acudir a su encuentro de este amanecer del Día de la Virgen del Pilar, nuestra fiesta nacional... 

Y, como nuevo principio, verla quedar entronizada a los pies del que fuera retablo del convento de San Francisco de Asís, ahora coronando el presbiterio de Santa María la Mayor. Y, en el corazón, el anhelo por ver el retablo efímero de cultos que ha de alzar nuestra ejemplar priostía para mañana dar comienzo a la celebración de nuestro solemne Triduo de Reglas en homenaje a la sublime MADRE DE DIOS. 


LAVS DEO, VIRGINIQVE MATRI

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