¡Qué deliciosa suma y qué elegantes sumandos los que anoche se dieron cita en esta Muy Noble, Muy Leal y Peregrina ciudad de Andújar!
Era noche de octubre, durante la octava de la festividad de NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO. Caminaban estandartes y hachas de cera blanca escoltando a la SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA muy cerca del convento Carmelita que cobijara a sus hermanos hace más de tres siglos. Entre las recordadas calles de la Cárcel vieja y del Carmen, acariciados por la brisa ceramista que nos llegaba desde su altozano, LA SANTA MADRE DE DIOS vestida de reina en humilde tributo a la obra de maese Fernando Morillo Lasso, caminaba de nuevo por las calles con luz dorada andujareñas.
Rosario vespertino en esta vuelta a la devoción popular que se siente segura al tener caminando a la MADRE DE DIOS junto a nosotros por las calles por las que deambula nuestra vida a diario.
El casco antiguo de esta otra Andújar edificada aguas abajo de la histórica Isturgi, rindió pleitesía a la VIRGEN NIÑA de nuestra ciudad y la acompañó con un respetuoso silencio que llamó poderosamente la atención de mi hijo Manuel. ¡Quizá volverla a tener a nuestro lado nos dejó sin habla. Solo el "Ave María" rezado a media voz por mi suegra Candy a mi lado me sacó de aquel túnel atemporal en el que quedé sumergido nada más contemplar de nuevo el parpadeo de la cera encendida y emocionarme al escuchar el racheo de los pies de la cuadrilla costalera que mimaba con su andar a la bellísima Dolorosa reina de los corazones de jóvenes y mayores.
- "¡Ya se huele el incienso!", susurró mi esposa dirigiendo su mirada hacia la Puerta del Perdón del bello templo andujareño. ¡Así era! Todo volvía a su justa medida.
La concurrencia que las cofradías de Andújar despiertan en torno a las sagradas Imágenes de Cristo, la Virgen María y los santos que de ellos nos hablaron a través de su ejemplo, es siempre reconocible, saludable y sabia conocedora de los lugares, los tiempos y las emociones. Algunas buenas almas que no han podido resistir el azote de esta enfermedad ya nos acompañaban desde el mismo Cielo, a donde, a buen seguro, ya les condujo Dios por la bondad de sus actos, sus gestos y sus plegarias.
¡Correcto andar de una cuadrilla que ya ostenta decanatos de buen hacer y de saber permanecer! El capataz de la hermandad de PAZ, PACIENCIA y ROSARIO, junto con su equipo de auxiliares, supo dar muestra de que lo que se aprende con buena fe y se lleva como bandera de una manera de ser y de actuar, no se olvida por mucho tiempo que se pase sin ejercer las funciones de este noble y respetado arte.
Y la Fe que permanece y que vuelve a nosotros en la manera de gestos y acciones que nos hablan de un amor imborrable, eterno pues permanece no solo en nosotros sino en las generaciones que nos siguen y que han sabido hacer suya esta regla de vida, de seguridad, de respeto y de modelo de entrega y actuación permanente.
Signo a signo, gesto a gesto, nuestra manera de creer y de comportarnos está volviendo a nosotros y sentimos que, verdaderamente, nunca se fue de la piel de cuanto defendemos y pensamos.
Enhorabuena a la Cofradía de los Dolores del Carmen y Venerable e Ilustre Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Paciencia, Nuestro Señor de la Paz en su entrada triunfal en Jerusalén, María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos y Nuestra Señora del Carmen, de Andújar. Ha sido todo un honor retornar a la práctica de nuestras celebraciones de culto público de manera tan equilibrada y respetuosa con las maneras comunes a nuestra ciudad. ¡Que Dios y su Madre Santísima os bendigan y os premien por tanto bien como ayer acercasteis a quienes tuvimos el honor de participar en vuestro ejercicio del Santo Rosario en homenaje a la SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA.
LAVS DEO, VIRGINIQVE MATRI
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