La Hermandad del Buen Remedio tiene a gala haber escrito, a través del trabajo de sus cofrades, un elegante legado de buena praxis religiosa en la celebración de sus solemnes cultos, internos y externos.
La Hermandad del Señor de la Sentencia y de la Virgen del Buen Remedio ha desempeñado maravillosamente su labor de educadora de las generaciones cofrades. Así, los niños y niñas que acudían a los actos de cultos aún sentados en la silleta, llevan ahora junto a ellos a sus hijos e hijas a vivir la celebración de la Eucaristía ante sus sagrados Titulares, ante la mirada emocionada y orgullosa de sus abuelos y abuelas.
Nos ha pasado de todo y nos seguirá pasando, pues así es la impronta presente en la condición humana. Pero, por todo, ante todo y sobre todo, Jesús de la Sentencia junto a la Santísima Virgen María del Buen Remedio lo curan todo, convocándonos ante su presencia en cada Cuaresma y cada mes de Octubre.
Hoy, el padre Ángel Sánchez, ¡mi vecino Dandy,... de toda la vida!) nos hablaba de la figura de Santa Teresa de Jesús, mujer entregada a Dios, doctora de la Iglesia e inspiradora, con sus hechos y su palabra (SOLO DIOS BASTA), para sentir que la obra de Dios puede hacerse presente en nosotros si nos entregamos por completo a Él y, tal y como nos mostró la Santísima Virgen, le decimos: ¡Hágase!
Y como epílogo a su homilía, siempre próxima y cercana, nos dejó la más hermosa ofrenda que Cristo nos regaló junto al sacrificio de su propia vida:
AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO OS HE AMADO
Quiero culminar esta crónica de los solemnes cultos de Octubre en honor a Nuestra Señora del Buen Remedio con la última jaculatoria que se ha proclamado en el ejercicio de Triduo:
TÚ, VIRGEN SAGRADA QUE TANTO VALES, DA REMEDIO A NUESTROS MALES
LAVS DEO, VIRGINIQVE MATRI
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