Andábamos toda la familia por tierras malagueñas y nos encontramos con el Señor del Perdón y María Santísima de las Penas, junta a San Juan Evangelista, titulares de la Hermandad de la Vera-Cruz de la localidad malagueña que reciben la veneración de sus gentes durante el año en esta ermita, cálida y recoleta:
cuando, al volver la vista, nos encontramos frente a un relicario que contenía, sobre el damasco de las paredes de esta pequeña "Porciúncula" de Ronda, este sencillo broche que dio un vuelco a nuestras almas andujareñas.
No os podemos describir las emociones que brotaron en aquel momento. Me ocurre igual que con Jesús de Pasión, Nuestra Virgen de la Cabeza estaba allí, en esa bella Imagen prendida sobre el damasco, dando testimonio de su presencia a lo largo y ancho de este mundo nuestro. Ella no conoce de fronteras.
El relieve de Nuestra Virgen es maravilloso. Fijaos en las canales que marca la caída del manto... ¡supremo!, los imperiales de la corona, los perfiles de la túnica del Niño Jesús, la altura de los cuernos de la media luna, la efigie del pastor, que coincide con el tallado en siglos barrocos y que podemos ver junto a la Virgen en su Camarín, en las fotografías de finales del siglo XIX.
Todo ello nos habla de un exvoto proveniente de la devoción que desde Andújar congregaba a fieles llegados de todas partes, durante aquel cambio entre siglos pasados, y del que hemos podido ver otras reproducciones en diversos lugares...
Y allí lo tenemos... ¡en un exponedor de exvotos, ¡junto al Cristo del Perdón de Ronda!
Teníamos a las devociones de mi familia unidas en un mismo espacio sagrado.
¡Qué viaje más intenso hicimos!... ¡y que bien se liga en Ronda, por Dios! ¡Vaya aperitivos!
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