Jesús Nazareno cobijado por la primera fase del dosel de cultos de su hermandad. Le brindan su luz los dos candelabros arbóreos, obra de Antonio Vega.
Jesús atado a la Columna recibe la veneración de sus fieles en devoto Besamano, sirviéndole de acólito, una hermana de su Cofradía desde que nacío. Le sirve de fondo a esta fotografía la reja plateresca del Maestro Bartolomé que guarda San Bartolomé Apóstol y que llegó a esta Parroquia desde la desaparecida ermita del Buen Suceso.
Lucía Delgado Perálvarez dispuesta a enjugar las manos de Cristo.
Nube de incienso ante el altar de la Vera-Cruz durante el Besamanos de este pasado fin de semana. Junto al Señor, un hermano también desde su Bautizo y un joven vera-crucero que lleva las Cofradías en la sangre.
Alejandro, acólito veracrucero, al que ya le suenan en su interior los mimbres costaleros, tal y como de su padre lo está aprendiendo, sostiene el paño que quedará bendito con el roce de las manos de Jesús. Y Jorge ejerciendo como acólito turiferario, que convierte esta capilla en un espacio sagrado donde el propio Dios nos aguarda.
Esta es mi Vera-Cruz, una Hermandad forjada a golpe de elegancia.
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