miércoles, 12 de diciembre de 2012

EL ARTE DE SABER ANDAR LOS PASOS

Todo un caballero, un ejemplo de higalguía y elegancia en todos los frentes de la vida, un enamorado del verdadero arte de saber hacer andar los Pasos: Don José Ramón Rodríguez Gautier

Hoy quiero expresar mi admiración por los amigos y por todas y cada una de las situaciones que la vida nos va ofreciendo para aprender de sabios maestros. 

Reorganizando ficheros, archivos y viejos álbumes me he topado con estos trozos de memoria cofradiera. Esta fue la primera ocasión en la que pude trabajar junto a maese Carlos Martínez, cofrade de esencias, y he de confesar que supuso una experiencia enriquecedora que me permitió conocer a personas cabales y a personalidades admirables dentro de nuestro mundo cofrade.

Tanto Carlos como yo siempre agradeceremos a las entidades que propiciaron este Seminario su colaboración desinteresada. Os hablo de: Fundación La Caixa, El Cafetal, Concesionario Renault Andrés Borrego, ATV, Ferretería Reca, Continente (¿os acordáis de Continente?... ¡algunos hasta de Hipermás!), Ideal y Platería Joyería Capilla.

El autor del logotipo y del diseño de la cartelería (¡os lo podéis imaginar nada más verlo, su estilo se reconoce con prontitud!) fue maese Pedro Palenciano Olivares.

Al desaparecido Hotel Don Pedro le debemos que cediera sus dependencias para las dos primeras conferencias.

A Francisco Extremera Oliván, el que nos presentara al director del Conservatorio Municipal de Música en aquel año 1999, todo un caballero que tuvo la gentileza de permitirnos realizar las dos últimas conferencias en la sala de conciertos de nuestro Conservatorio, situada en pleno corazón de la Calle Maestra; un lugar ideal, con una soberbia localización.


Aquellas cuatro conferencias, a caballo entre los años 1998/1999, cumplieron con un anhelo largamente deseado por Carlos Martínez quien, a través de los contactos que don Manuel López poseía (os hablo del capataz del Santísimo Cristo de la Expiración, Titular de la Cofradía de los Estudiantes iliturgitana),nos hizo poder disfrutar en la ciudad de este elenco de maestros capataces de tan distinto rango.

Las dos primeras conferencias fueron presentadas por Carlos y en ellas contamos con la elegancia de don Carlos González de Castro, capataz de Jesús de la Pasión; su saber antiguo, reproducido en los tiempos modernos con total fidelidad a lo  aprendido, y con todo un carácter nos endulzó una magnífica noche de otoño; don Ismael Vargas nos dejó muy claros los entresijos de este bendito y complicado mundo del costal y la trabajadera, llamando en todo momento a las cosas por su nombre. 

Reseña en el periódico Ideal de la conferencia ofrecida por Don José Ramón Rodríguez Gautier.

A mi me correspondió el honor de presentar a dos caballeros y capataces.

Fue la fecha de mi cumpleaños, en aquel año 1999, cuando la más pura providencia me permitió conocer a un hombre que cambió mi forma de entender la vida cofrade. Guardo de aquellos días para con don José Ramón Rodríguez Gautier un abnegada devoción: por su carácter, por su apostura, por su forma de ver las cosas, por sus principios, por la cadencia de sus palabras y de sus actos, por su sencillez que comportaba tal ciencia costalera, por la manera en la que se enamoró de aquel mundo, por su manera de amar a Dios caminando junto a él los pasos de su Pasión.

Un hombre que estuvo en el nacimiento de la cuadrilla universitaria, un capataz que bebió del ejemplo fiel de los más grandes (los más sencillos, ¡como siempre!), un capataz que hizo andar a Dios Nazareno en el Silencio, a Cristo muerto de las Misericordias en Santa Cruz y al Gran Poder crucificado en Montserrat (en aquella jornada le acompañaba un buen amigo del capataz, el secretario de la Hermandad de Montserrat por aquellos años).

Desde la preparación de la entrevista realizada a primera hora de la tarde, con una luz plena iliturgitana, en el Restaurante "Los Naranjos", donde empezé a admirar al arquitecto, hasta la tertulia final en las dependencias del viejo "Pilatos" de la Corredera, donde este maestro de capataces soñó como habría de andar Jesús Nazareno de la Vera-Cruz, que aún ocupaba su primera Capilla junto al recuerdo del convento de San Eufrasio, conservo la huella firme y segura de aquel a quien considero todo un caballero. Magnífica jornada la de aquel día.


Reseña en el periódico Ideal de la Conferencia ofrecida por Don Juan Rodríguez, capataz de la Hermandad de la Redención, de Córdoba. ¡Que categoría como capataz y como persona cosecha Don Juan!

¡Y que os cuento de don Juan Rodríguez! Pura esencia, lo clásico, lo que nos anima, las nuevas maneras, la sabiduría antigua, el capataz que conoce y sabe de sus costaleros de pe a pa... ¡la leche pantera! La secuencia de sus palabras la podríamos traducir en el ser y la razón de existir de una CUADRILLA con mayúsculas, la de la Hermandad de la Estrella de Córdoba, así al completo, del primer puntal al último.

Juan nos aseguró el por qué de que Dios siempre seguirá andando por Andalucía y por cualquier rincón de la Tierra donde haya un costal bien hecho y un capataz que sepa igualar y guiar a una cuadrilla. ¡Y vaya si este hombre sabe lo que tiene entre manos cada vez que sostiene el martillo de su Cofradía.

Estas son mis memorias de Adviento, el comienzo "Nazareno" de las Vísperas.

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