sábado, 12 de febrero de 2011

CALLEJERO EN CERÁMICA VII

En el presente modelo del callejero en cerámica que nombra nuestras calles, contemplamos el escudo con el que Bernardo de Espinalt ilustraba su grabado sobre la ciudad de Andújar, vista desde el sur. Corría el año 1789.

Esta heráldica (con la que os confieso que comulgo bastante poco... ¡bueno, nada!) nos muestra la representación del contorno español ceñido de cintura y "sustentado" por una esquemática águila tenante (que, para hablar con propiedad, deberíamos definir como un atril con alas y garras).

Ya os lo decía en anteriores entradas: me sigo quedando con la heráldica de Andújar que se representa en la fachada de nuestro Ayuntamiento. Y es que, cuando las cosas están bien, no hace falta cambiarlas:


Mientras, el callejero nos muestra el escudo antes indicado, que comenzó teniendo serios errores en la representación de sus esmaltes y metales:

Al escudo, ceñido  por la cintura y sustentado por esa figuración alada, se le unían serios errores, tales como representar sobre el segundo cuartel un águila "cruzando" un flamante cielo celeste, en lugar del águila de sable sobre campo de plata que debe mostrarse.

Y no digamos la representación del río que, en lugar de mostrar el ondulado de azur y plata, nos enseña un Guadalquivir con tonalidades verdes, donde un solitario esturión parece intentar elegir entre las llaves que le lanzan desde ambas orillas.

Con el tiempo, se puso solución a estas incorrecciones y nos encontramos con las armas casi representadas correctamente; aunque hay que incidir en la errónea representación del puente, que presenta una tonalidad azulada, resaltada sobre el ondeado por un "seudo-mazonado" en plata (que no figura en la descripción de nuestro escudo).Además, en la representación de la corona real cerrada, sólo se muestra, en su visión frontal, tres imperiales, no siendo, por tanto, la correcta figuración de la corona real borbónica:




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