Porque la calle Maestra lo siente como suyo, o porque los versos que compone se quedan "enredaos" entre los arcos del "Mercao", o a raiz de que nació con el mismo don que maese Scaramouche, o porque los pellizcos que busca producir entre nosotros con sus letras y sus músicas se convierten en coloquios de lagrimal y nudo en la garganta, o porque es un andujareño iliturgitano o un iliturgitano de Andújar o el Duque de las "Vereas" o la palabra precisa en cada trocha que se hace altozano cuando él la contiene en sus sevillanas y plegarias.
Que nuestras autoridades municipales y comisiones designadas para tales efectos hayan dictaminado otorgar el Romero del Año 2013 a Pedro José López Cárdenas, como véis, es, ante todo, un homenaje del propio ser de la ciudad a uno de sus hijos que la ha presentado guapa como nunca estuvo, graciosa como ella siempre quiso sentirse, elegante como cuando la piedra, el ladrillo y la cal eran sus alhajas y su mejor maquillaje, universal como pocos políticos en el cargo han sido capaces de conseguir en décadas y décadas de políticas insanas y belicosas con el ser ciudadano.
Pedro es un hombre con el que sonríes, lloras, rezas, galopas al llegar al primer llano que el Camino te permite, proclamas Banderas como letanías de damasco y seda, atraviesas el Jándula bendiciendo el aire con plegarias de romero y tomillo, te estremeces al verle "enjaretar" una letrilla "sentao" a los pies de las lastras o directamente te fundes cuando le sientes bordar azucenas sobre las cuerdas de su guitarra al dar vista, por primera vez, al Santuario; Un alma libre con quien compartes una copita de vino en las Romerías solares o vivificas la garganta en los años en los que toca sortear arroyos entre pizarras.
Pedro lleva su arte a los confines de Andalucía, se rodea de hermanos y hermanas y de artistas y amigos y de amigos artistas.
Pedro es más cabal desde que tiene a Pilar y es padre desde que los dos tienen a Valeria.
Pedro viste la piel de nazareno y marfil, de brocado y galonaduras, de corto, de pana, de chalequillo para las mañanas frías de abril, de máscara al llegar febrero, de chaqué en las nupcias y de artista siempre.
Pedro es la manifestación de que Andújar es afortunada porque tiene a quien la entiende y la presenta: sus celebraciones, su esencia, su "cháchara", sus "cucha tú" y sus "a vín que", su "mandanga" y su gracia, sus esmaltes y sus tascas, sus "ligas" y sus promesas de plata y ámbar.
Pedro entiende que cantar a la Madre es rezar para siempre, y así nos ha convertido en herederos, transmisores y creedores de la Verdad proclamada en sus plegarias.
Pedro es Andújar, Pedro es el sol poniéndose en las Vistillas. Pedro es una copa de vino en la Plaza. Pedro tiene en la Sierra su estudio y su aljama, su alminar hasta el Cielo y sus cuatro paredes santas.
Pedro José López Cárdenas ha sido siempre (desde que tiene uso de razón y antes de que lo tuviera) ROMERO DEL AÑO, junto a su madre en la cuna y junto a su padre, recorriendo el Camino en mulo hasta arribar al Santuario. ¡Está bien que las autoridades se lo reconozcan! Pero es "chominá que le pongan lo de "el año". ROMERO DE TODA LA VIDA.
Todavía no le van a nombrar de oro (¡y para eso no hacen falta años!), pero como él lo lleva en la voz, en sus letras y hasta en el reguero de sus legañas, yo, si me lo permitís, así lo voy a considerar:
¡QUIERO DAR LA ENHORABUENA (porque ya era hora y, desde luego que es buena) A MI HERMANO DE CAMINO, MAESE (él me enseño lo bonita que es esta palabra, igual que ha hecho con tantas otras) PEDRO LÓPEZ CÁRDENAS, ROMERO DE ORO PARA LA CIUDAD DE ANDÚJAR!
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