Manoli Collado Contreras. Nuestra Hermana Mayor en este año 2012/2013
Me fascina el uso correcto de cada palabra cuando ésta es empleada en la plenitud de su significado. No en vano, nuestro pensamiento está refrendado mediante palabras, que, en muchas ocasiones, guardan mejor reflejo de la realidad que determinadas acciones.
Las hermandades como nuestra Cofradía Matriz andujareña tienen una piel muy fina, que mantiene siempre activo un proceso de ósmosis con la ciudad a la que pertenecen y representan allá donde acudan. Es un proceso de ida y vuelta que las mantiene profundamente identificadas con el propio ser de la comunidad representada. Este intercambio debe ser continuamente vigilado, depurado, conservado y examinado, porque esa fina capa de piel de la que estamos hablando puede llegar a sufrir heridas que paralicen este proceso de intercabio y enriquecimiento mutuo.
Cuando funcionan correctamente, esa es la función reservada a los conciliarios y diputados existentes en estas hermandades, como en tantas otras, pero, podéis comprender que, en este tipo de cofradías, lo hacen de una forma más activa, porque son numerosos los protocolos y actos que han de ser desarrollados, manteniendo siempre su sentido y significado cristiano dentro del contexto social. Somos una comunidad cristiana que invita a la oración compartida, al encuentro, a la alegría, al camino, a la superación de nuestras dificultades, diferencias y necesidades en cada momento de nuestras vidas.
Me gusta cuando una comunidad ciudadana acude a sus valores cristianos para considerar a una Hermandad como una familia. Y así lo hace entender a través del empleo de determinados vocativos que contienen el significado más profundo y esencial que aporta a toda sociedad la familia cristiana.
La forma en la que nos hemos dirigido, desde antiguo, a la esposa del cofrade que ostenta el cargo de Hermano Mayor de nuestra Hermandad en nuestra ciudad no es un vocativo del que se goce sólo por ser consorte del cofrade indicado: es un nombre, un apelativo del que se ha de ser digna receptora.
En este año cofrade y romero 2012/2013 vengo a demostrar mi fiel adhesión y mi profunda admiración hacia la esposa de nuestro Hermano Mayor, la cofrade Manoli Collado Contreras, ¡nuestra Hermana Mayor! Y la llamo así, tal y como me transmitió mi pueblo, porque he visto en ella aquellas emociones, palabras y acciones que mi pueblo ha considerado, desde antiguo, como dignas merecedoras de recibir esta advocación honorífica y llena de bellísimas connotaciones.
Manoli nos ha mostrado una fe en Dios asentada en el amor hacia nuestra Virgen de la Cabeza; Manoli ha sido el cordón umbilical entre la Cofradía, sus hermanos y hermanas, y la ciudad, aquellos que, sin ser cofrades, veneran de manera ferviente a nuestra Excelsa Patrona y Reina.
Han sido sus gestos, su andujareña elegancia, su maravillosa humildad, su permanente estado de disponibilidad, su forma de desempeñar las funciones que la tradición más sabia, aquella fundamentada en la huella cofrade que este pueblo lleva dentro, ha ido encomendando a su cuidado, y su capacidad para interpretar cuantos datos, usos, costumbres y elementos llegaban hasta ella en la forma de consejos fundamentados en la razón de ser de nuestra secular devoción hacia la Madre de Dios que vive en nuestra Sierra.
Ella ha sentido el honor que los cofrades de su Hermandad han delegado en sus manos para que sirviera, durante todo un año, como camarista de honor de nuestra Reina y Madre; Manoli ha sabido engalanar el cuerpo de la Señora con los tejidos más apropiados para ello, con el respeto preciso, devoto y fiel, con el amor más bello, con la emoción acunada en toda su alma que ya la acompañará durante todos los días de su vida. Manoli, junto a nuestro Hermano Mayor y su hija, ha sabido ejemplificar los valores de la familia cristiana. Si el Hermano Mayor tenía sus funciones claramente delimitadas en nuestros Estatutos, su esposa ha sabido compartir con él tantos y tantos actos, de los que la familia del cofrade no debe estar ausente, ¡porque, a buen seguro, que esto supondría todo un año de ausencia, y esto no tendría sentido alguno para una hermandad cristiana!
Manoli ha permanecido junto a su esposo, junto a su familia, junto a sus hermanos de cofradía, y ha transmitido el amor que los cofrades sentimos hacia Nuestra Madre del Cielo y la fe en Dios, quien nos entrega el don de la vida y su Palabra para que vivamos este don gratuito según la libertad recibida.
Manoli, nuestra Hermana Mayor, ha sabido lucir la belleza y elegancia de la mujer andujareña de la que es merecedora en cada acto de nuestra Hermandad, al igual que en aquellos actos junto a otras Cofradías a los que ha acudido.
Manoli ha expresado su emoción en la forma magnífica de su sonrisa, o en su limpio llanto de alegría, o con la magistral elegancia de su baile por Sevillanas, o en la verdad contenida en cada uno de sus vítores a nuestra Virgen Morena y preciosa.
Personalmente, me ha llenado como cofrade la fe, el amor, la emoción, el arte, la elegancia, el saber estar, la alegría y la fuerza demostrada por Manoli, nuestra Hermana Mayor.
Ha estado en todo, sin tratar de figurar en nada. Cada mañana, los abanderados a las puertas de su casa han sido tratados de la mejor de las maneras posibles, atendidos en todo momento por esa mensajera elegante y compañera abanderada que es nuestra hermana e hija de nuestros Hermanos Mayores, Manoli Millán Collado.
La sonrisa de Manoli y el vuelo de sus volantes al bailar han infundido el arte de las hijas de nuestra bendita tierra andujareña durante la celebración de la tradicional Cena Romera.
La elegancia de nuestra Hermana Mayor y el decoro y correcta etiqueta guardado en todo momento por su guardarropa han dado respuesta a la esmerada educación recibida por parte de sus padres.
¿Qué más puede deciros sobre Manoli?: ¿qué nos ha mostrado, en todo momento, a la Virgen como la Reina que es?; ¡eso ya lo habéis visto!; ¿qué ha recibido de sus compañeros de trabajo el respaldo, el apoyo unánime, el amor, el cariño y la cercanía que demuestran su calidad como persona?; así lo pudísteis comprobar, como toda nuestra comarca, durante la jornada del Jueves de Romería en la visita a la Plaza de Abastos iliturgitana.
Esta entrada merecería cuatro o cinco o diez apartados más y todos ellos redundarían en el bien tan grande que Manoli Collado ha hecho al futuro de nuestra Hermandad. Si me permitís, me voy a detener en uno de los últimos momentos de esta Romería que acabamos de vivir. Al pasar nuestra Cofradía Matriz de vuelta del Cerro ante nuestra Ermita en Andújar, el Coro y cofrades de nuestra Hermandad recibían a nuestra Hermana Mayor con el arte de sus voces y con el pellizco y la verdad contenidas en las letras de maese Pedro López. Manoli, con el llanto de la alegría desbordado, en un precioso gesto de humildad, pidió a su arrentín, "Nono", que volviera su cabalgadura para que aquellas plegarias cantadas por los cofrades fueran dirigidas hacia nuestra Madre y Reina, nuestra Virgen de la Cabeza.
Guardo una cercanía especial con otras dos Hermanas mayores que también conquistaron mi entendimiento con su manera de ser: me estremece la poesía y la elegancia en los gestos de Susana Alonso y me emociona el cuidado y el amor de Flor Barranco, Camarista perpetua de Nuestra Señora. Es mi pequeña galería personal de cofrades a quienes admiro sobremanera.
Manoli ha venido a llenar de significado este vocativo con el que la tradición cofrade advoca a la esposa del hermano que desempeña la representación reglar de nuestra Hermandad. Era un espacio que habia que llenar de plenitud y Manoli Collado Contreras ha dado sobrada muestra de ser digna de esta honorífica designación.
Así, os invito a elevar al cielo andujareño los vítores que nuestros mayores nos transmitieron: ¡Viva la Virgen de la Cabeza! ¡Viva su Hermandad Matriz! ¡Vivan sus Hermanos Mayores! ¡Viva la Virgen de la Cabeza!
Manoli Millán Collado, cofrade de la Real Hermandad Matriz e hija de nuestros
Hermanos Mayores en este año
Escena mostrando a damas andujareñas, representada por Bernardo Asturiano en
un lienzo del siglo XVII conservado en la Real Basílica de Nuestra Señora de la Cabeza
Susana Alonso (en un retrato realizado por maese Luis Aldehuela en 1943)
Hermana Mayor de nuestra Cofradía Matriz
Flor Barranco (segunda por la derecha) quien fuera Hermana Mayor
de nuestra Real e Ilustre Cofradía Matriz