Fotografía: Manuel Almansa
Los nudos de su Cruz nos han visto crecer cada vez que acudíamos ante su presencia al término de la Misa del Domingo. Su silente espera nos ha encontrado siempre bajo las naves de esa otra Basílica andujareña.
Antes de dar comienzo la Procesión del Corpus de aquel año en el que hicimos la Primera Comunión, un buen catequista que -a buen seguro- ya puebla esa Gloria tan merecida, nos llevó ante las plantas del Santísimo Cristo de la Providencia y nos invitó a rezar ante el Señor Crucificado un "Padre nuestro". Muchos años después, formulé aquella misma oración ante la cercanía de Cristo en la víspera del nacimiento de mi pequeño Manuel. ¡La Providencia velando por nuestras vidas nada más nacer en esta ribera del Guadalquivir!
Fotografía: Javier Sepúlveda
Es acertadísima la advocación, es dulcísima la figura del incruento Crucificado, que se muere sin muerte alguna, que se adormece a los sones de los cofrades que le rezan, que inclina la cabeza para estar más cerca de aquellos que a Él se dirigen. Es el Señor de la Providencia el confesor de nuestras horas más sublimes y también de las más amargas.
Fotografía: Javier Sepúlveda
Fotografía: Javier Sepúlveda
Cruces que van poblando la vida asumidas por personas valientes, que hacen frente a la enfermedad, a las dificultades, al riesgo, a la colaboración con aquellos que les necesitan. Cruces de una existencia siempre compleja, llena de altibajos, pero que, a ejemplo del Hombre alzado en la Cruz bajo las bóvedas de Santa María, tantos hijos e hijas de Andújar asumen y ayudan a superar a quienes les rodean.
Ejemplos de vida. Muestras de valor, de arrojo, de elegancia: "Cuando se implora a DIOS con limpia conciencia y justa causa, siempre nos ampara LA PROVIDENCIA."
Fotografía: Manuel Almansa
Rompen la noche del Martes Santo los silencios de una cofradía que camina por las calles de esas cuatro parroquias fusionadas. Toda la ciudad vieja ahora hermanada en oración bajo ese rango arciprestal que ejerce la parroquia de Santa María. Y camina Cristo enarbolando la memoria de sus advocaciones desaparecidas (de la Expiración, de las Batallas,...) no saliendo nunca del cerco protector de la muralla extinta.
Es noche de Estación en cada parada de la Cruz, de rezo sosegado, de cera de tintes antiguos, de borboteo de codales sobre los guardabrisas que alzan los dragones tallados en Andújar. Es la Agonía de Dios, que nos muestra que el fin último de nuestro discurrir es ampararnos bajo los designios de su PROVIDENCIA.
Fotografía: Manuel Almansa
Son las últimas horas de la noche del Martes Santo las que ven pasar al Señor. La ausencia de otro cortejo en este día y las facilidades que ofrecen las vías de comunicación en estos tiempos marcan también su discurrir.
Aquellas que nos enseñaron a rezar son también capilla musical que recita las estrofas aprendidas bajo las altivas bóvedas de una Andújar que permanece desconocida aún para muchos de sus pobladores.
Es el Señor de la Providencia, alzado sobre una Ciudad de cera y miel, de greda y granito, de azahar y jazmín, ¡de ESPERANZA Y PROVIDENCIA!
Fotografía: Manuel Barea, en su:
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