Es Dios que camina. No hay más. ¡Y es todo!
Es la primera noche de luna cofrade. Es el Redentor. Es la pisada más penetrante sobre el suelo inerte del Calvario. Es Dios y camina.
Es mi Andújar y su Nazareno que cruza, de parte a parte, lo más cierto que tenemos. Es Dios y está junto a nosotros cada Domingo de Ramos. Jesús debió de ser así. Y si no, para nosotros es más fácil pensar así en Él.
Es la primera noche de luna cofrade. Es el Redentor. Es la pisada más penetrante sobre el suelo inerte del Calvario. Es Dios y camina.
Es mi Andújar y su Nazareno que cruza, de parte a parte, lo más cierto que tenemos. Es Dios y está junto a nosotros cada Domingo de Ramos. Jesús debió de ser así. Y si no, para nosotros es más fácil pensar así en Él.
A Cristo Eucarístico y a Cristo Nazareno la Vera-Cruz de Andújar lo siente de esta manera, con la piel vestida de Nazareno.
Un Hombre sólo, caminando sobre sus costaleros de la Santa Vera-Cruz.
Me cuesta pensar el hecho de que el mundo llegue a ser un lugar mejor, pero, ocurra lo que ocurra, sé que estos costaleros rendirán su andar al Misterio de un Dios que camina, a ese peso aceptado, comprendido e interpretado de una manera castiza, andaluza y de puro arte.
Me cuesta pensar el hecho de que el mundo llegue a ser un lugar mejor, pero, ocurra lo que ocurra, sé que estos costaleros rendirán su andar al Misterio de un Dios que camina, a ese peso aceptado, comprendido e interpretado de una manera castiza, andaluza y de puro arte.
Dios camina. El Domingo de Ramos vemos pasar esa sombra suya que nos guía.
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