miércoles, 16 de mayo de 2018

COMO LA JARA RIZADA - LA NOBLE CONDICIÓN DE ABANDERADO - PARTE II


El equilibrio entre la Bandera y su portador es el fin principal de todo abanderado o abanderada.

Hay una serie de posturas y de lances que requieren del correcto conocimiento de unos tiempos y maneras. Desde estas entradas reunidas bajo el título:  "COMO LA JARA RIZADA - LA NOBLE CONDICIÓN DE ABANDERADO" las intentaremos dejar impresas, por si de alguna ayuda fuera a las generaciones venideras.


En estas dos primeras imágenes, observamos la postura inicial a la hora de llevar una Bandera, una postura de la que no se debe abusar en demasía. 

Está ligada, por tanto, al comenzar a andar y también a ese necesario descanso para brazos y espalda cuando los tramos andados son especialmente largos.

Esta posición es conocida como "postura de cirial" o "a cirial" por su clara similitud.


La posición natural de una de nuestras Banderas es la de ir alzada, dejando caer el paño hacia la espalda del abanderado o abanderada. 

Esta postura no debe suponer llevar el mástil demasiado alto (a  menos que se precise un descanso o se intuya la llegada de una racha de viento y haya que ir preparando la búsqueda de su origen con la pica).

Este caminar con una Bandera en tus manos requiere, por tanto, llevar el mástil despegado del cuerpo, la mano que lo empuña desde su parte baja, situada a la altura de la cintura, y la que lo empuña por arriba, situada por encima de la cabeza, dejando entre ésta y el damasco de la Bandera, al menos, la distancia de una mano. 

Esta consideración está sometida, por supuesto, a la Bandera que tengas entre tus manos en cada momento, pues cada una de Ellas tiene un trato especial, tal y como lo es su propia belleza y elegancia.


Por último, en esta segunda "JARA RIZADA", abordaremos el lance de pasar de la "postura de cirial" a la "postura señorial" o "de señorío". 

La pareja de abanderados inicia un único "tremolao" de lo que dimos en llamar "chicuelina" para abrir y lucir el bendito damasco y pasarlo a sus espaldas.

¡Bien sabèis que amo el movimiento de estos damascos de tal forma que me encanta verlas conversar cada una a su manera, a imagen y semejanza de como lo hacen cuando es el viento quien las tremola y ondea.


En esta fotografía podemos apreciar, perfectamente, la que he dado en llamar "postura de señorío", que, como os decía, supone la manera natural de caminar de las Banderas de Nuestra Madre y Señora, la Santísima Virgen de la Cabeza.

En el capítulo tercero de nuestra "JARA RIZADA" abordaremos el cambio de mano en mitad de un porte de Banderas y la izada de las mismas, dos maneras de actuar que tanto deben al maestro de los saberes toreros: maese Manuel Mena.

Hasta la próxima "JARA RIZADA", ¡disfrutad de las Vísperas!





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