Rosario Claustral con Ntra. Sra. de la Esperanza, en 2009. Tomado del espacio web de la Cofradía decana de nuestro Jueves Santo.
Este año, los tiempos me tienen preso y estoy viendo que me llega el Viernes de Dolores y no he agradecido a Ángel todas las emociones que propició en nosotros durante el Pregón de nuestra Semana Mayor del pasado sábado.
Llegó el pregonero a la "catedral" andujareña, como él la llamó. No dejó ni una de nuestras Imágenes pasionistas de bulto redondo de las que encontró en su camino sin citar: Crucificado de Mínimas, Cristo de las Batallas, de Santa Marina, Jesús de la Columna y Mayor Dolor, de Santiago, y Cautivo, de los Trinitarios (sólo le faltó hacer mención al Cristo de Burgos, que se reverenciaba en el convento de Capuchinas de la Calancha).
En Santa María, la sombra de la mano del Señor de la Paz bendiciendo a nuestro pueblo, la palaciega elegancia de Jesús de la Paciencia y la juventud encumbrada bajo Palio concepcionista de Rosario, caminaron junto a la Majestad del Señor de la Providencia, rey y Señor de su calle y de su barrio, la fortaleza cabal que las costaleras de Jesús Caído irradian bajo su Paso, aguardando a que el Centurión vaya marcando con su espada el Camino hacia el Calvario.
Y del Hijo,... ¡a nuestra Esperanza! Hermosas plegarias a la Madre de sus sueños y a todo el trabajo que sus hermanos y hermanas de Cofradía rinden a tan egregio sueño recuperado de nuestros mayores. Esta es la casta iliturgitana a la que saludó con sus palabras el pregonero.
¡Qué Pregón más elegante, amigo mío!
De ahí, te fuiste hasta San Juan de Dios, ¡y hasta lel Cristo de la Caridad, desde el Coro alto, soñó con el incienso que anuncia, cada Viernes Santo y al cumplirse las seis de la tarde, el reinado doloroso de Ntra. Sra. de las Angustias.
Caminó Ángel hasta el templo de los Nazarenos y a la magnificencia que nos fue devuelta desde ese otro coro: el de San Miguel Arcángel. Del Señor de los Señores y su esplendor calatravo, al esfuerzo y labor pródiga que en los últimos años ha llevado a cabo para dar forma a su patrimonio la Hermandad del Gran Poder.
Las palabras del pregonero cruzarían la Corredera de Capuchinos hasta la Pastora y su arco. Y el barrio más barrio de la ciudad, se vería así reflejado en la mirada al cielo de uno de los dos Cristos nacidos en nuestro pueblo: el Señor del Agonía en el Huerto, un motivo más que sobrado para que Luis Aldehuela guarde siempre la admiración de los andujareños.
La rigurosa elegancia del negro duelo hecho Palio para Dolores de Capuchinos, dio paso al cierre del Pregón, que vino a recalar en el barrio que más está creciendo de la ciudad (le hace falta a este barrio de San Eufrasio dar a luz a un nuevo distrito ciudadano en su confín oriental. Ahí tiene que surgir una nueva parroquia, y para asumir un futuro muy posible, ¡que tenga una puerta enorme!).
Allí, en el Barrio de nuestro patrón, el Christus Vincit da pleno sentido a la Semana Mayor de los Cristianos, plasmando en la obra de Manuel López Pérez ese catecismo fielmente redactado que tiene su principio en Jesús Resucitado.
Un anhelo de todos nosotros que hemos de alcanzar bien pronto: ¡qué ganas de tener los pregones de nuestra Semana Mayor publicados, para poder seguir disfrutando de sus versos, y que tanto trabajo no caiga en el olvido del tiempo!