Que las jaras y las encinas centenarias sigan bordando sobre sus damascos la más bella Letanía que soñarse pueda.
Y que la Virgencita que ilumina nuestro Estandarte conceda a nuestra Hermandad una próspera existencia.
Por siempre y para nuestra eterna tutela: ¡VIVA LA VIRGEN DE LA CABEZA!
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