La noche del Jueves Santo, al término de la conmemoración de la Última Cena del Señor, el sacerdote no despide a la asamblea, sino que nos invita a acompañar a Cristo en su reserva en el monumento eucarístico.
Comienza la procesión claustral presidida por la cruz alzada en medio de cirios y precedida por el incienso. Cuando la procesión llega al lugar de la reserva, el sacerdote inciensa al Santísimo mientras se canta el "Adoremos reverentes".
"Adoremos reverentes
al Señor sacramentado.
Cante el rito del presente
superior al del pasado.
Nuestros ojos contemplen
con filial, humilde fe.
Gloria al Padre, gloria al Hijo
y al Espíritu Señor.
Al Dios Santo, Uno y Trino
alabanza y bendición.
Suba al cielo en testimonio
el incienso del amor."
Amén
Llegó la víspera del Domingo de Pasión y maese Ángel Fernández Muñoz proclamó la apertura del primer azahar en la Plaza del "Mercao".
A la figura del pregonero, las más correcta y adecuada de las etiquetas. ¡Ha de ser éste el comienzo del empleo de tan elevado terno para el pregón de nuestra Semana Santa!
A la voz del pregonero, bien timbrada y atemperada por los mayos pastoreños de su Colegio de Franciscanas, el eco del recordado solar del convento de la Trinidad calzada, ¡entre requiebros "aflamencaos" de un hombre que conoce hasta las tablas del "Falla"!
Tonalidades poéticas, prosa medida y verso florecido entre clavel, azahar, geranio y bouganvilla, ¡que no le quedó floración sin mentar al pregonero de nuestra Semana Santa!
Saluda a la municipalidad, con su agradecimiento pertinente y su petición indispensable, ¡que tanto requiere y demanda la Andújar cofrade pasionista!
Y antes de cubrir la sien con el costal y el capirote de versos con tintes alfareros de blanco y azul cobalto andujareño, la dedicatoria a la madre que lo parió, noble dama que nos brindó a todo un artista, y a nuestra Madre del Cielo, Aquella que nos lo mantiene como cofrade de fe pura.
Vino el pregonero a las calles y trajo las calles a la memoria de su auditorio. Convocó a una Andújar en vísperas y la ciudad se hizo tangible en su verbo.
¡Ahora nos corresponde a los cofrades hacernos más visibles en uno de los actos más bellos que anuncian nuestro tiempo de penitencia, de fe y de proclamado gozo!
Elegantísimos los versos. ¡Qué otra palabra pudiera proclamar quien se demuestra enamorado de la Figura Nazarena de ese Jesús caminante sobre un océano embravecido de platas, donde San Miguel guía el timón por entre los acantilados de la calle Maestra!
¡Me tembló el alma ante las figuras declamadas por maese Ángel entre los versos octosílabos de sus décimas asonantadas!
¡No hubo imagen que no proclamara la belleza de esta Andújar, tantas veces aletargada! ¡No dejó el pregonero a Nuestra Madre del Mayor Dolor olvidada! ¡E incluso liberó a Jesús de su inexplicable cautiverio, entre el tañido de bronce de todas y cada una de nuestras campanas!
¡Y al mismo Dios, a quien tiene por Soberano, le rindió sus alabanzas! ¡Cómo se tienen que hacer las cosas: con finura y elegancia!
¡Y no dejó a una madre andujareña sin su llanto! ¡Y no privó del redoble de tambor a ni una sola calleja o plaza a esta orilla del Mestanza!
¡Bien servidos vamos de pregón y pregonero! ¡Bien exornadas quedaron nuestras Vísperas de Semana Santa! ¡Calmada quedó la sed por sentir a Dios entre las aguas fecundas de esa fuente de la palabra que es el alma cofrade de maese Ángel Fernández Muñoz: PREGONERO ILITURGITANO QUE VISTIÓ ANDÚJAR CON LA LUZ DE LA DIVINA GRACIA!
¡Mi más ferviente admiración y mi más rotunda enhorabuena, maestro!
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