Siempre él; siempre mi abuelo José como nexo, como escuela, como principio, como gen. Por su fe, por su ánimo y por las mismas razones por las que él no podía evitar participar en un cortejo para acompañar a Dios o a su bendita Madre,... ¡por todo ello, soy cofrade!
Y cuando Andújar celebra a Jesús contenido en la Eucaristía, vuelve a mí el recuerdo de mi abuelo y ese insistente nerviosismo que da sabor a las vísperas. Resurgen las imágenes de viejas celebraciones del Corpus y retorna la necesidad de quemar sentimiento sacramental a cada paso, en cada gesto, ante cada retablo, por cada encuentro...
Y cuando Andújar celebra a Jesús contenido en la Eucaristía, vuelve a mí el recuerdo de mi abuelo y ese insistente nerviosismo que da sabor a las vísperas. Resurgen las imágenes de viejas celebraciones del Corpus y retorna la necesidad de quemar sentimiento sacramental a cada paso, en cada gesto, ante cada retablo, por cada encuentro...
Al cuello de mi madre, vuelve a repiquetear a Gloria su medalla; las claritas del día se visten de montaje; durante la Eucaristía, la común unión; en la procesión con el Santísimo por las calles de mi pueblo, la plenitud; sobre las calles, alfombras de juncia y olor a mastranzo,... ¡y las abuelas trenzando juncos para los nietos!
Nuestras Hermandades andujareñas participan de la Sagrada Eucaristía previa a la salida procesional de Su Divina Majestad. Es ésta, junto con la Procesión de la Inmaculada Concepción de María -allá por Diciembre- una ocasión en la que todas las cofradías y grupos parroquiales iliturgitanos proclamamos ese mismo cauce de Fe que identifica a la ciudad y la hace peculiar en sus formas.
Estamos ante una ocasión para encontrar imágenes que nos alimenten durante todo el año. Así, las insignias corporativas de nuestras cofradías llegan al templo de Santa María la Mayor, recalando cada una en los lugares que le son más propios a su Carisma.
La lectura de la Palabra y la Plegaria Litúrgica se hacen ejes del testimonio de esta Fe asumida, defendida y comprometida, que va a ser proclamada por las calles de la ciudad una vez más, pero, en esta ocasión, acompañando al propio Dios Sacramentado. Lo que vivimos en la Misa es comunicado a quienes nos aguardan en las calles. ¡Es nuestra condición; sabemos de ello!
La Cruz que nos abre camino, con su escolta de luz, de reverencia y veneración, abre el cortejo a banderas y estandartes que anuncian al pueblo cristiano la identidad de sus cofrades: una comunidad en oración, siguiendo el legado protocolario de su historia.
¡Y ahí está mi amigo José, cofrade bueno donde los haya, que porta la Cruz Parroquial de Santa María la Mayor! Valor y fervor costalero que se ofrece para todo. Un puntal más en nuestras hermandades.
Desde la Cruz, la Virgen que no acaba de ascender a los Cielos, por mucho que sea esta la advocación de la Parroquia, porque se sabe igual de querida aquí, en nuestra tierra, sobre su Cerro de la Cabeza.
Calles cubiertas de Guadalquivir; y con el crujir de esa vida, cercenada a las primeras claras mañaneras, el olor de las fragancias de ribera que hace vibrar el ánimo de las campanas de San Bartolomé, San Miguel y Santa María juntas.
Por cierto, ¡que ganas se le adivinan a la espadaña de la Divina Pastora de repicar por mayores durante la Celebración del Cristo Eucarístico en la Octava del Corpus en su feligresía!, ¿verdad?
Fotografía de Miguel Vico
Y Dios que renace en la forma y sobre la plata manierista y se hace a la calle y se viste de flor, con un gusto exquisito este año, y se deja rezar por jóvenes y mayores y abre de par en par los sagrarios para que no haya más puertas que las del Cielo entre Él y su pueblo andujareño.
Me tiene enamorado desde niño la Custodia Sacramental de mi Andújar. Os confieso que la veo procesionar sobre ese paso portado por costaleros y compartido con la Inmaculada Concepción de Trinitarias.
Fotografía de Andújar Press.
Al Señor le saludan entre marchas e himnos sacramentales, los músicos de la Banda de Música "Maestro Amador", de Andújar. Con paso firme, con la elegancia que otorga sentirse orgulloso del trabajo realizado y con ese bello encuentro entre músicos nacidos junto al Río, "Maestro Amador" acompaña el itinerario del propio Dios por las calles de andujareñas. ¡Glorioso ese apartado en su Currículo!
Fotografía de Óscar Menéndez
Fotografía de Óscar Menéndez
Fotografía de Óscar Menéndez
Los retablos y altares efímeros en su tiempo se suceden para reverenciar al Dios Majestad que nos visita. Diez retablos sacros fueron alzados en esta ocasión. Diez pequeños joyeles que encierran en sí significados preciosos, pequeñas obras de arte conservadas en retablos y en hogares, flor e incienso, damasco, brocados y un gusto exquisito.
La hermandad de la Esperanza, de la mano de la creatividad de Óscar Menéndez-Quintana García, realizó para este Corpus 2014 el primer oratorio sacro, con un "sacristán" cuya conversión nos narra el propio Evangelio, rindiendo veneración a la Santísima Virgen del Rosario de Fátima, custodiada entre la memoria de los dos Papas santificados recientemente.
¡Qué decir de esta recoleta capilla, que parece devolvernos la memoria de la Ermita de la Virgen de la Aurora al otro extremo de la calle Feria! Enhorabuena a toda la hermandad por confiar en Óscar,... ¡y a Óscar siempre!
La ordenación de las Cofradías y Grupos Parroquiales atendiendo a su antigüedad, ha propiciado que este año tuviera la oportunidad de volver a caminar muy cerca de ellas. Hermosa mañana compartida entre damascos peregrinos, escuchando el tintineo de su campanilla y el susurro de su acento de seda andujareño.
¡Y el Sol que no se decidía a salir porque ya venía ejerciendo sus funciones el Estandarte de nuestra Hermandad Matriz de la Virgen de la Cabeza!
La ciudad se volvió calle antigua, primigenia,... ¡calle maestra! a la que las cofradías engalanaban para que Dios volviese a pasar sobre ella, esta vez alzado sobre la custodia manierista.
Y por Valdivia, junto a la esquina de la casa de doña Ramona (¡ahí estaba ella, sentada en su sillita, contemplando el paso de la Custodia y reconociendo a sus alumnos y alumnas a cada instante!) la comitiva se hizo ordenado manifiesto de la historia de la ciudad, cerrando esta escuadra de representación de cofradías el Estandarte de la Hermandad Sacramental, que precedía a cofrades y devotos.
Custodia de guerreros de piedra para un Niño Sacramental delicioso sobre el abierto sagrario que contiene su esencia, Cruz alzada de la hermandad del "Señor de los Señores" y una alfombra de serrín que nos recuerda noches de vigilia, camaradería y buen hacer. ¡Enhorabuena a la Hermandad del Nazareno del Viernes Santo por mantener viva aquella Andújar tan recordada!
Incienso para María Inmaculada, preservada por Dios para ser Custodia primera de Cristo. ¡Muy hermoso quedaría ver bajo este dosel a alguna de las Efigies del Divino Infante que custodian y reverencian la Comunidad de Madres Trinitarias del Convento de la Purísima! ¡Que Dios bendiga y guarde siempre a su Hermandad de la Inmaculada Concepción y a esa bendita Comunidad de Madres Contemplativas que velan por nosotros con sus oraciones, de la noche al día!
Retablo de Pureza y de belleza. Retablo de cera y de flor escogida. Retablo de medallones de plata que hablan sobre el pecho de los pertigueros de mi Buen Remedio. Retablo de Purísima y Oro. Niño Dios rococó al que se le adivinan pocos años en su piel pero siglos de prestancia sobre su impedimenta. Clamor de telas, de alturas, dosel florecido y pasión desmedida. Retablo de juventud y sabiduría. Caridad de la Residencia que ofrece su fachada para que sirva de relicario de la Inmaculada más niña de nuestra Andújar.
Esta Inmaculada ya se llenó de Dios en sus entrañas y no puede faltar a su encuentro cada Corpus. Ya lo hizo frente a la fachada de la Ermita en un retablo sacro alzado por la Cofradía Matriz de nuestra Patrona (quizás fuera en el año 2004, he de fijar el dato) y lo sigue haciendo con esta Gloria en torno a ella, en los últimos retablos sacros creados por la Juventud de la Hermandad del Buen Remedio.
Os hablaba de mantener vivo el clásico exorno para el paso del Santísimo y así seguirá siendo siempre el concepto de las personas que dan fe y vida a la Adoración Nocturna andujareña.
A las puertas del templo de San Juan de Dios, una bella custodia nos mostraba el camino, mientras Nuestra Señora de las Angustias oficiaba esa liturgia de Salvación mostrándonos el Cuerpo inminentemente Resucitado de Cristo.
La Cofradía de la Virgen de la Cabeza nos ofreció en su Altar un trampantojo muy interesante, dándonos la posibilidad de atisbar la causa de nuestros desvelos. La Capilla realizada por Manuel López para las andas de Nuestra Señora sirvió de marco al pequeño Jesús, ausente, una vez más, del cuidado de las manos amorosas de su Madre.
La calle San Francisco, eje natural para la memoria Veracrucera, abría de par en par los postigos de su Casa Espejo para dar rienda suelta a dorados reposteros. Sobre el balcón, con aires de exposición iberoamericana y firma de Aníbal González, San Francisco de Asís, con su piel gastada por la devoción de siglos, se asomaba, por primera vez, para presenciar el paso y adorar a Cristo Sacramentado cerca del solar de su convento, sobre el retablo efímero que alzó su Cofradía de la Santa Vera-Cruz andujareña. ¡Hasta el respiradero del Paso de Jesús Nazareno nos hablaba del santo humilde que ahora campa como bandera y divisa para toda nuestra Iglesia Cristiana!
Bajo él, la Cruz de Cristo que el humilde fraile nos enseñó a compartir junto con la Imagen del Santísimo Nombre de Jesús que fuera también Titular de la hermandad Veracrucera, teniendo espacio en el retablo de la cofradía en el Convento minorita, y que para este Corpus nos mostraba la palma del Domingo de Ramos que se llena de esplendor cuando la Vera-Cruz abre sus puertas, y las espigas que ofrecemos a Dios para que los convierta en su Cuerpo y en su Sangre a través del Sacrificio Eucarístico.
Y, junto a los frutos de la tierra, el pan para los más necesitados representado en una cesta conteniendo alimentos de primera necesidad. Esa misma cesta lleva cuatro años dispuesta a los pies de la Virgen de los Dolores de la hermandad de la Vera-Cruz cuando llega su Sabatina, del tercer sábado de cada mes. Sirva de homenaje esta imagen a la caridad de todos los hermanos y hermanas de la Cofradía.
¡Alhóndiga y aparte! Llega el lugar en el que Dios se quiere detener por más tiempo, porque necesita de esa sombra hecha colgadura y bandera y alfombra, que lo mima, que lo saluda con salmos y cánticos.
Una Virgencita de candor y dulzor deliciosos, custodiada entre jarras de flores, cera prendida y cuidadas galas, ha recalado en el corazón de esta calle,... ¡esperemos que para quedarse!
En Alhóndiga se habla a Dios durante todo el año. En Alhóndiga, Cristo nos recibe en su hornacina. Junto al Señor de la Providencia caminó la Cofradía de la Santa Vera-Cruz un año más.
Colofón perfecto de lo dicho y proemio a esa yerma Plaza de Santa María a la que ojalá que podamos volver a dar vida en ediciones venideras, nos encontrábamos el retablo de la Hermandad de Paz, Paciencia y Rosario. Sobre el inicio de la calle Príncipe, Cristo hecho un chiquillo, nos manifestaba el motivo por el que toda vida proviene de Dios, enseñándonos igual que hizo con los sabios y doctores en el templo,... ¡ahora sí, bajo la atenta mirada de su Madre Inmaculada!
De vuelta al Templo, todos los senderos confluyeron ante el bellísimo rostro de nuestra Esperanza engalanada con sus vestimentas más sacramentales. Alba mirada de la Virgen Madre andujareña. Sí, porque para mí la Esperanza es la Imagen de María, en nuestra ciudad, que mejor muestra esta condición de ser la Madre de Dios.
Todo quedó dicho con las palabras más ciertas que sabe formular un cofrade y con el rezo y el anhelo de nuestro pueblo, que se detiene de vez en cuando para demostrarlo.
No quiero terminar esta segunda entrada de los Fulgores Sacramentales de mi Muy Noble, Muy Leal y Peregrina Ciudad de Andújar, sin agradecer a doña Pilar Lobatón y a su hija, Pilar Barba Lobatón, habernos permitido a la Cofradía de la Santa Vera-Cruz andujareña alterar la calma de su casa para instalar en la bellísima fachada de la Casa Espejo, el retablo sacramental de nuestra Cofradía. El sueño de Aníbal González se dio la mano con la querencia de nuestra hermandad hacia nuestras cosas y nos permitió alzar la Cruz sobre la calle que recuerda nuestra simiente franciscana.
¡Un millón de gracias para mis Pilares y que Dios os guarde siempre! Os pido perdón, pero no me resisto a mostrar como la belleza exterior tiene su eco en cada rincón de este trozo de Andalucía.
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