¡No puedo dejar de encabezar esta entrada del "DE ESCUADRAS A TRAMOS" con esta fotografía que alimenta la portada y la vida de mi hermano de Cofradías, Luis Miguel Calzado! ¡Es esa Virgen, Madre y niña, con el llanto más tímido de toda mi Andújar, la que lleva en su alma un Guadalquivir de plegarias, caminando junto al "Santísimo Cristo de los carpinteros"! ¡ES LA ANDÚJAR QUE TODAVÍA REZA AL LLEGAR LA AURORA DE SU FIESTA!
Nos convocó la Cofradía que ha recuperado su linaje antiguo, nacido aquel 11 de junio de 1718 para venerar a Nuestra Señora de los Dolores en el corazón de la Andújar barroca, y acudimos al encuentro con Nuestra Madre del Rosario los cofrades andujareños, sintiendo que la Madre de Dios tiene por suya esta tierra fértil iliturgitana.
Siguiendo la huella precisa de ese estandarte con el medallón de plata que une Cofradías y sintetiza la historia de nuestras Escuadras (¡mejor siempre manifestado que guardado!), portado con el magisterio andujareño de maese Manuel Barea, nos reunimos los representantes de las corporaciones letíficas y penitenciales de las Cofradías de la Virgen del Carmen, de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios, de Nuestro Padre Jesús Nazareno, "el Señor de los señores", del Buen Remedio, de la Santa Vera-Cruz y de la Hermandad del Santísimo Sacramento junto a nuestra Cofradía hermana de la Paciencia.
Se nos volvieron de oro las fachadas de piedra molinaza y la cal vistió de pureza concepcionista los palacios de la vieja ciudad dormida y olvidada.
Caminó el cortejo, al compás del rezo del "Padre nuestro" y de las "Ave María" recuperando la memoria de nuestros mayores y afianzando la huella de una Cofradía que se mantiene siempre fiel al homenaje que merece su Madre y Dueña en el día de su celebración litúrgica.
Quiso su vestidor envolver, atinadísimamente, el rostro de la Madre Perfecta de matices dorados, llenó su pecho con el Nombre Dulcísimo de Aquel a quien cobijó en sus purísimas entrañas, enmarcó su rostro y acarició sus mejillas con destellos áureos y honró sus manos con las cuentas de nácar y plata de los Rosarios que acariciaron los dedos de las madres de su Cofradía, proclamando su belleza con el albo estallido sobre esa mano que su pueblo, enamorado, sueña con besar cada mañana.
Y maese Avel Plaza la fotografió plena en toda su belleza, y maese José David Checa la envolvió con un velo de incienso,... ¡y Dios alumbró puso su Sol para hacer plena aquella escena!
Gracias a toda la Hermandad de los Dolores del Carmen, gracias a esta Cofradía nacida para rendir veneración a cada una de sus Escuadras actuales de PAZ, PACIENCIA Y ROSARIO (¡si que es verdad, maese Manuel Barea, que es todo un sueño poder recuperar la Escuadra del Niño Jesús de los Dolores!). Gracias por seguir convocando siempre este encuentro con la Madre de Dios del Rosario cada bendito Octubre. ¡¡¡GRACIAS POR LLENAR DE SENTIDO NUESTRA ESENCIA COFRADIERA RECUPERANDO LAS TRADICIONES QUE NOS LEGARON NUESTROS MAYORES!
Que suerte contar con Hermandades en Andújar que saben valorar las manifestaciones de nuestra fe en actos de culto externo. Que suerte contar con cofrades que así lo entienden. Que suerte que estés tu, Manuel, para contarlo de esta forma tan hermosa. Un fuerte Abrazo.
ResponderEliminarNo hay por qué darlas, compañero.
Eliminar¡Sigamos disfrutando de estas benditas vísperas para las que nacimos!