jueves, 4 de febrero de 2016

LA MIRADA DEL COFRADE - PRESENTACIÓN DEL CARTEL PARA LA SEMANA SANTA DE ANDÚJAR - 2016

Interpretar lo que una persona siente ante una pasión intensa, ante ese conjunto de emociones que le cautivan, que le mantienen ávido de vísperas, de encuentros, recordando a cada segundo una imagen, una sensación, un perfume, una visión difícil de explicar, pero que se le alberga en el alma y la hace suya y ya no la abandonará mientras sigan ofreciéndonos los días este caudal que nos alimenta la espera.

No hay forma de que la palabra defina cuando la imagen está tan adentro, tan asumida.

¿Y cómo surge un fotógrafo con ese trazo medido en cada una de sus imágenes? ¡Pues, precisamente, por una ciencia que nace con él! ¡No hay escuela fotográfica que enseñe a capturar la atmósfera que rodea a una Cofradía, en sus Cultos internos o durante su Estación de Penitencia! Podrán hablarles de obturación, tiempos de exposición, filtros, objetivos... ¡pero el instante justo, el encuadre que desgarra las "entendederas" del cofrade que se enfrenta a la obra fotográfica...! ¡todo eso, no hay escuela que lo enseñe!

 
Jorge Rodríguez Toribio es cofrade,... ¡desde siempre!... ¡y para siempre! Y ha elegido Jorge la fotografía como vehículo de sustento, como futuro, como oficio, como aliada, como instrumento para mostrar lo que siente, lo que vive, lo que persigue, lo que busca y, cada vez más, consigue mostrarnos a quienes tenemos la fortuna de poder disfrutar de su obra fotográfica.

El cartel anunciador de la Semana Santa de Andújar en este Año de la Misericordia que recibimos del Señor nos muestra a una Hermandad ejerciendo el magisterio y la penitencia para la  que nació.

Decidió nuestro amigo Jorge presentar a concurso esta imagen, junto con otros cuatro sueños alcanzados, deseando que fueran del agrado de un Jurado, ¡y confiando en que éste supiera entender los significados de cada uno de los numerosísimos elementos que aparecen en este cartel, trasunto perfecto del significado que encierra la Estación de Penitencia de una Cofradía de Semana Santa y magnífico mosaico que muestra la forma de ser y de entender su esencia por parte de la más antigua de las Cofradías de la ciudad de Andújar y de la Diócesis de Jaén, ¡la Cofradía de nazarenos de la Santa Vera-Cruz!

Nazarenos silentes, con la mirada al frente, recorriendo su Fe con las yemas de los dedos  sobre las cuentas de un Rosario tomado de la madre o de la abuela antes de comenzar su Estación de Penitencia. La bandera recogida mostrando las armas timbradas de la corona papal de la Primitiva Cofradía de la Vera-Cruz. La celadora de la escuadra de monaguillos, que atiende prolija a los pequeños veracruceros que caminan ya siguiendo la Luz del Señor de la Vida. El cirio prendido en un diálogo de significados con ese palermo de escolta que concede tratamiento de insignia corporativa al viejo estandarte. Una Cruz escoltada entre ciriales, con su piel de plata y esos cinco cabujones de ámbar, que son fiel reflejo de Resurrección gracias a las llagas abiertas sobre la piel de Cristo; y, en su centro, la reliquia de San Diego de Alcalá, santo padre franciscano que anida ya en el corazón de esta Cruz que realizara maese Manuel Valera, y que quedara vestida por una barroca "manguilla" de brocado y galonadura doradas.

Las hojas del naranjo, buscando acariciar la dulce expresión de la Madre Dolorosa Veracrucera, por San Juan consolada en su inabarcable dolor, que tan bien supo entender y dejar para la veneración de los siglos el escultor cordobés, con alma cofrade hasta la última brizna de su ser, maese Manuel Luque Bonillo.

La ciudad, basílica repleta de grandezas y de sinsentidos, que aquí se muestra como bello trasfondo andaluz, a la par que nos recuerda los expolios y atropellos cometidos en oscuras décadas. Cruza Nuestra Señora de la Vera-Cruz una de las puertas de la muralla para caminar por el Arrabal Mayor que contuvo su sede canónica del convento de nuestra señora Santa Ana, casa de la Orden Franciscana en Andújar, y pareciera que el tiempo viene a tomarse su venganza por las afrentas cometidas sobre la piel magullada de la vieja ciudad de Andújar.

¡Magnífica fotografía, Jorge! Un escalón más en esta secuencia que nos vienen mostrando las cofradías que confían en tí para ilustrar sus carteles:



La solemnidad del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, que alza su cuerpo herido y roto y lo muestra como centro y eje alrededor del que han de girar nuestras vidas, alzándolo con toda majestad, de manera que, ni la grandeza alcanzada por la propia Naturaleza o o por cualquier edificio realizado por la mano humana, pueda llegar a eclipsar la Verdad Absoluta de la Muerte Redentora de Jesucristo.


La fulgente Salve que compusiste para Nuestra Señora de la Victoria en su Soledad, entre sus viejos bordados y la luz de su candelería, caudal flamante de su ser antiguo, de su vieja gloria, que se viene a cobijar ante los muros de piedra molinaza del templo de San Bartolomé.



La primorosa composición escénica entre la que se cobija la Madre y Señora del Carmen, Reina de almas, que navega entre ese mar de espuma de sus flores, con un oleaje de notas musicales y un tintinear de los caireles de plata fina que forman su salvífico escapulario, el jazmín que por ella florece cada atardecida, el andar de su gente y el amor de su Cofradía que la mima y que le reza, llenando de grandeza a toda esta Andújar carmelita.



El dialogante andar de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Marmolejo, cuando camina, al llegar Octubre, para estar más cerca de sus mayores, de aquellos que lo cuidaron y por Él lo dieron todo, que cuidaron de su Imagen y que velan para que sus hijos e hijas sigan comprendiendo que es en Dios donde debemos poner toda nuestra confianza, porque de su Misericordia nacen todas nuestras Esperanzas y anhelos.

Así es la mirada cofrade de Jorge Rodríguez Toribio, un joven iliturgitano que ha sabido hacerse sitio entre la nómina de maestros en su oficio que posee esta Tierra Santa de nuestro Santo Reino.

Gracias a Dios, se van alcanzando aquellas peticiones que siempre hemos volcado para dar la nobleza, la presencia, el lugar y el significado debidos a todos los actos que rodean nuestra magna celebración. Me alegro de ello. Y, aprovechando la buena racha que hemos alcanzado, quede aquí mi propuesta de que, para la próxima edición de nuestro Cartel de Semana Santa, la inscripción: "FIESTA DECLARA DE INTERÉS TURÍSTICO DE ANDALUCÍA" campe sobre él en un tamaño que pueda ser contemplado con más... ¡facilidad! ¡Ahí queda la propuesta y el modelo empleado por otras localidades que también disfrutan de este reconocimiento tan útil, dado el caso!




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