lunes, 14 de mayo de 2012

"ABRAZAR LA LOCURA DE LA CRUZ"



El Santísimo Nombre de Jesús, representado en la efigie del Divino Infante que la Hermandad de la Santa Vera-Cruz e Andújar posee para culto interno, como lo hizo en tiempos pretéritos, ejerce de eje ordenador de toda la cohorte de sentimientos que la Cruz  de Mayo de la Hermandad Veracrucera recoge entre la cátedra que cobijan sus brazos.

Para este año de 2012, la Hermandad estrenaba una Cruz de Mayo, iluminada en tonos áureos, por nuestro hermano Maudilio Moreno Almenara.


El Niño Jesús abraza también la Cruz y, tras Él, la palma rizada de Ramos lo proclama como Señor de la Paz, como rezan nuestros hermanos de la Cofradía de la Paciencia. El párvulo candor de su mano derecha aguarda las espigas de la gozosa jornada durante la que conmemoremos su Cuerpo y su Sangre hechos Eucaristía.


El tocado de encaje que enmarca la belleza de Nuestra Señora de los Dolores, de Vera-Cruz, sirve de sudario al Árbol sobre el que nos llegó la nueva Vida.

Pero no acaba ahí la presencia de nuestra Madre del Cielo: dos faroles plateados, rematados en ramilletes de azucenas que han de dar luz a su Palio, custodian el Árbol de la Vida sobre las alturas del regio telaje cárdeno.

Un brocado de oro y luna simula la Tierra redimida.


A los pies del Árbol matizado en oro, con las cinco llagas salvíficas como heráldica que ilustra uno de sus haces, vemos la naveta conteniendo el incienso que se tributa a Cristo, como Dios vivo, y la corona de espinas que sirvió para coronar tanto amor y tanta entrega como recibimos del Hijo de Dios.


Cuatro hachones de cera del Oficio de Tinieblas nos hablan de la continuidad de nuestra historia de veneración y pública manifestación de Fe hacia el pasaje evangélico de la inhumana flagelación que padeció Nuestro Señor Jesucristo atado a la Columna. 

El broncíneo incensario de nuestra Casa de Hermandad presta su aliento para que este espacio recupere, por segunda vez al año, su condición de lugar sacro.

Un cestón de mimbre, con las horas contadas, es recuperado para esta jornada, y sirve como manifestador de la vida germinada en los brotes de estas cintas y de una planta que recibe el nombre de "planta del incienso" por el misterio que encierra el perfume de sus hojas.

Y junto a la vida contenida en estas plantas, la dicotomía mostrada por la flor muerta, la que siempre permanece viva.

Telas carmesís nos hablan de la luz que se adormece en la tarde del Domingo de Ramos, más tardía y cárdena en estas tarde del Mayo Crucífero.

Esta conjunción de vida y simbología edificada por la Hermandad de la Santa Vera-Cruz ha sido posible, un año más, gracias al aporte de bellísimas plantas que dan color y luz al conjunto y que son cuidadas, con celestial mimo durante todo el año por Carmen Agudo Sola, uno de los corazones palpitantes que transmiten su esencia a la Parroquia de San Bartolomé Apóstol, de Andújar y que nos ofrece el don de su amistad y constante cercanía a todos los cofrades de la Santa Vera-Cruz andujareña.

Como perfeto marco de este ambiente de fiesta y juventud, tres preciosos mantoncillos aportados, un año más por nuestras hermanas Mónica y Beatriz, brindan la vida de sus colores y el alegre aleteo de sus flecos, a este elegante conjunto que besa las plantas de la altiva torre parroquial de piedra molinaza.



1 comentario:

  1. El Altar me ha encantado, y la descripción también. Está muy fino y con mucho gusto, una gran labor de los priostes. Como siempre Manuel, una gran entrada. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
    http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/

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