Lo dice en su blog, atinadísimamente, maese Francisco Manuel Carriscondo: ¡qué solo se está quedando el barrio de San Bartolomé! Y es que, en estos días primeros del año, nos dejaba, camino del encuentro con su Señor y Rey, don Manuel Barea García, todo un caballero andujareño de los que ya nos van quedando cada vez menos.
Don Manuel Barea fue uno de esos corazones que mantuvo el pálpito de nuestra fe y de nuestras públicas manifestaciones religiosas durante los años en los que pocos centraban su atención en ellos. Y, en esta sublime escuela, educó a su hijo, transmitiéndole esta incesante ansiedad por convertir en realidad la liturgia heredada de nuestros ancestros.
Eran años difíciles de los que os hablo. Poco había, poco se conservaba de pasadas centurias, pocas manos se brindaban para la ardua tarea de disponerlo todo para los días sacros. Eso sí: ¡Fe... sobraba!
Confieso que he sido poco afortunado. No pude compartir con don Manuel Barea García demasiadas conversaciones y vivencias... ¡pero le debo todo cuanto sé de nuestras cofradías, porque él fue una de esas personas que ayudó a mantenerlas vidas!
Efectivamente, iliturgitanos como él o como Josito o como Rafael López (por poner tan solo algunos ejemplos de las pérdidas más recientes sufridas en nuestro mundo de hermandades) son los cofrades que nos entregaron, a quienes en la actualidad respiramos el incienso santo a diario, todo el patrimonio recibido de nuestros antecesores y el querer hacerlo todo para mayor honra de Dios y su bienaventurada Madre, María. Por cristianos como ellos no se perdió nuestra historia. Debido a su interés y a su valor conservamos la semilla sólida de nuestras cofradías andujareñas.
En demasiadas ocasiones observo como los más jóvenes que vienen a incorporarse a este mundo cofrade son conocedores de la historia, de las leyendas y de las narraciones propias de las cofradías sevillanas, siendo las historias, leyendas y narraciones épicas propias del universo cofradiero andujareño prácticamente desconocidas para ellos.
Por eso, D. m., intentaremos realizare en este blog una entrevista con Manuel Barea hijo (para lo que dejaremos que pasen las fechas pertinentes que suavicen el dolor de tan dura pérdida). Así, intentaremos dar a conocer a los más jóvenes todo el esfuerzo realizado por quienes mantuvieron nuestra Semana Santa y nuestras procesiones de Gloria vivas durante años tan difíciles (imposible de comparar alguno de aquellos momentos con cualquier situación de nuestros días).
Con estas fotografías, quisiera brindar un sentido homenaje a don Manuel Barea García:
En la primera, contemplamos a Don Manuel junto al Altar realizado por él y los suyos para Jesús Sacramentado, que cada año, al llegar la Octava del Corpus y producirse la Procesión del Cuerpo de Cristo por las calles del barrio de San Bartolomé, la familia Barea Collado establecía en sus dependencias de la calle "El Aire". En la imagen, le vemos junto al altar realizado el pasado año 2011.
De cómo maese Manuel Barea García ha cumplido sobradamente con el compromiso adquirido, junto con su esposa, de educar cristianamente a su familia, nos habla la segunda de las fotografías, donde aparecen tres generaciones con el mismo nombre, brindando veneración al mismo Dios. ¡Qué sublime ejemplo para toda familia cristiana!