Atrapaba maese Juan Luis con su palabra, con el discurrir de su rima, que derramaba bellas palabras que me cautivaron, pues ya no es tan frecuente su uso y siguen teniendo la sonoridad y los significados de una bella frase musical.
Su familia, en su voz, brotando de la sangre que les late en los pulsos. Sus padres, en su gratitud eterna por brindarle la sal sobre esa noble tierra linarense, trabajada en su superficie y bajo sus arterias. De especial calado ese testamento vital entregado a su hijo y a su hija haciéndonos a todos partícipes de la verdad de un padre ante el regalo más hermoso del que se pueda ser receptor y tutor. ¡Y su absoluta bonhomía al confiarles al cuidado perpetuo de la Santísima Virgen de Linarejos!
¡Y la música, siempre presente en la esencia de esta ciudad a la que tanto debe nuestra provincia en este ámbito! La música como catalizadora de todos los sentidos. De nuevo un restallido de magisterio en el entendimiento al describir la pasión entendida según el eterno amigo, presente en la fundación de "La Pasión" y su manera de sentir este arte sublime. Arte que llevó al pregonero a honrar con su palabra esas Semanas Santas vividas, junto a los componentes de su banda, a lo largo y ancho de las devociones que gozan de sus plegarias sonoras a lo largo de esta tierra prometida andaluza.
No faltó la memoria agradecida a cofrades, sacerdotes y artistas que dieron forma, en aquellas maravillosas décadas, a este estallido de arte que hizo de Linares referencia artística de nuestra provincia. ¡Hasta los tiempos de cocción de los barros modelados en el estudio de maese Luis Álvarez Duarte se volvieron anécdota inolvidable para la memoria de un joven cofrade!
Ante la proclamación de su credo personal en la fe según las profundas devociones de su tierra linarense, comprendemos lo que para el pregonero y su familia de La Pasión ha supuesto retomar esa noche santa y única en la que Jesús se aferra a la columna y a la cruz buscando que volvamos a ser niños que sienten por primera vez, un año más, que la razón se guía cogida de la mano que nunca nos deja caminar a solas.
¿Qué decir cuando, en un pregón, deja su alma al descubierto de esta manera?
Aquel niño ha dado cumplimiento a su sueño y nos ha hecho partícipes de él. ¡Gracias, maese Juan Luis, por esta nueva partitura regalada!